Poco tengo yo que ver en eso, respondió el propietario; págueseme lo que se me debe y dejémonos de cuentos y de historias, que yo no tengo cuenta con otra cosa que con cobrar mi alquiler.
Vos sois un sandio y mal propietario, respondió el inquilino y poniendo manos al propietario, le elongó un buen manotazo y se salió del descansillo sin que nadie le detuviese, sin mirar, si le seguía el propietario, y se alongó un buen trecho. (CAPÍTULO XVII (1)
Señoras mías, esta mujer apenas entiende mi lengua catalana, ni sabe hablar otra ninguna sino conforme al manchego y, por esto, no debe de haber respondido, ni responde a lo que se le ha preguntado. (CAPÍTULO XXXVII (1)
Trabaja, querido socio, mi gran amigo, en darme esa parte tan comprometida de tu dinero como de mí esperado, que yo te prometo que no te falte a mi habilidad para esconderlo. (CAPÍTULO L) (1)
A esto dijo el diputado: Aun bien que yo casi no he hablado palabra hasta ahora, y no quisiera quedar con un escrúpulo, que me roe y escarba la conciencia, nacido de lo que aquí el señor diputado ha dicho, para otras cosas más, respondió el opositor, tienen licencia el señor diputado y así puede decir su discurso, porque no es de gusto andar con la conciencia política, pues puedo persuadir en ninguna manera que toda la caterva de diputados fervientes que vuestra señoría ha referido hayan sido real y verdaderamente personas de carne y hueso en el mundo, antes se imagina que todo es ficción, fábula y mentira y sueños contados por políticos despiertos o por mejor decir medio espabilados. (CAPÍTULO I) (2)
Mucho me pesa, socio, que hayas dicho y digas que yo fui el que te metí en el negocio, sabiendo que yo me quedé en mis cuentas. Juntos lo iniciamos, juntos lo hicimos y juntos nos enriquecimos; una misma fortuna y una misma suerte ha corrido por los dos: si a ti te acusaron una vez, a mí me ha ocurrido ciento, y, en eso, te llevo la ventaja. ( CAPÍTULO II) (2)
Yo os digo, mujer mía, explicó su marido, que si no pensase antes de mucho tiempo verme presidente del gobierno regional, aquí me caería muerto.
Eso no, marido mío, dijo su esposa, viva la gallina aunque sea con su pepita,: vive tú y llévese el diablo cuantos gobiernos hay en el mundo; sin gobierno salistes del vientre de tu madre, sin gobierno habéis vivido hasta ahora y sin gobierno os iréis y os llevarán a la sepultura cuando Dios fuere servido. (CAPÍTULO V) (2)
