Fundación Elder ha decidido celebrar la Navidad con un cambio de rumbo en sus ya conocidas acciones de estas fechas. Esta vez, la entidad ha optado por no repetir el formato habitual y apostar por una propuesta cultural con el mismo propósito de fondo: cuidar, acompañar y hacer comunidad.
El director de la residencia, acompañado del presidente de Fundación Elder, Ramón Sampedro, ha recordado en los momentos previos a la representación de la obra «Pensionistas» que en años anteriores impulsó iniciativas que lograron una amplia difusión, incluyendo contenidos navideños protagonizados por personas mayores y propuestas con participación de rostros conocidos. En 2024, la entidad organizó una acción solidaria vinculada a la DANA, con una recaudación de 3.000 euros destinada a apoyar a una residencia afectada por las inundaciones, en un episodio que, según se describió, “arrasó con todo”.
Este año, el objetivo ha sido subir un peldaño. Sampedro, ha resumido la idea con una frase que marcó el acto: “apostar, arriesgar e innovar también forma parte de cuidar”. A partir de esa premisa, la Fundación Elder se ha implicado como promotora de una experiencia cultural completa para sus mayores: una obra de teatro profesional capaz de conectar con su vida cotidiana y su memoria emocional.
“Habla el mismo idioma” que sus mayores
En ese proceso, la entidad encontró una obra que considera especialmente adecuada por su cercanía generacional y temática. “Habla el mismo idioma” que las personas mayores, subraya Fundación Elder, que eligió Pensionistas como eje de la celebración. A ello se sumó un elemento decisivo: el elenco, con Irma Soriano, Loreto Valverde y Rosa Benito, actrices ampliamente reconocibles para varias generaciones y asociadas a programas que forman parte del imaginario televisivo colectivo.
El director trasladó que el propósito era que el teatro no se viviera como algo lejano, sino como una experiencia propia: profesional en escena, pero próxima en el tono; un espectáculo con el que el público pudiera identificarse sin barreras.
La residencia como parte de la vida del pueblo
Más allá del escenario, el mensaje central de la Fundación Elder insistió en la dimensión social del proyecto. La entidad defendió que “vivir en una residencia no significa aislarse”, sino seguir participando en la vida comunitaria. La tarde se planteó precisamente como un encuentro entre residentes, vecinos, amistades y familias, compartiendo cultura en un espacio común de Tomelloso.
En ese mismo espíritu, la organización señaló también la presencia de personas llegadas desde El Toboso, donde gestiona una residencia municipal desde el 1 de septiembre, reforzando la idea de comunidad ampliada y vínculos entre localidades.
Aforo completo y recaudación con destino social
La respuesta de Tomelloso se tradujo en un dato incontestable: aforo completo y todas las entradas vendidas en el Teatro Marcelo Grande. Fundación Elder agradeció públicamente la solidaridad del público y confirmó que, una vez cubiertos los costes de la producción, los beneficios de la taquilla se destinarán íntegramente a seguir mejorando la calidad de vida de las personas mayores atendidas por la entidad.
Sampedro expresó asimismo su reconocimiento al equipo de producción y a las intérpretes por facilitar que los costes fueran contenidos, con el objetivo de maximizar el retorno social de la iniciativa. Ese esfuerzo, señaló la organización, “dice mucho de su profesionalidad” y, sobre todo, de su humanidad.
Cultura para visibilizar soledad y precariedad
La entidad enmarcó la función en una idea más amplia: el ocio y la cultura también pueden generar conciencia. En el acto se destacó que Pensionistas pone sobre la mesa, desde el humor, dos realidades complejas: la precariedad económica y la soledad no deseada. En ese contexto, la Fundación Elder reiteró su posicionamiento contra el edadismo y contra la idea de que envejecer equivale a desaparecer socialmente.
Como cierre y en antesala del arranque de la obra, el director de Elder dejó un mensaje que resume su mirada sobre esta etapa vital: “la vida no se acaba con los años, con la edad, sino que se transforma”.
Pensionistas divirtió al Marcelo Grande
La obra de Gabriel Esparza, interpretada por Irma Soriano (Rosa, “La beata”), Loreto Valverde (Antonia, “la alegría de la huerta”) y Rosa Benito (Carmen, “la amargada”), se centra en tres mujeres mayores que han quedado viudas a raíz de la covid-19 y que encaran el día a día con humor, complicidad y determinación.
Con recursos muy limitados, se ven forzadas a convivir bajo el mismo techo para poder salir adelante, sumando sus escasas pensiones.
A partir de esa realidad dura, surge una peripecia tan divertida como entrañable, repleta de situaciones hilarantes, equívocos y malentendidos, en la que el teléfono e internet se convierten en herramientas clave para acercarlas a sus sueños.
La función terminó convirtiéndose en un canto a la vida y a la fuerza de unas mujeres que se niegan a renunciar a lo que desean. Además, la obra despertó un notable interés entre el público que abarrotó el Marcelo Grande, con risas constantes y momentos especialmente emotivos que se quedaron en la memoria de los asistentes.
En términos argumentales, Pensionistas construye una comedia con trasfondo social: desde situaciones reconocibles, pone sobre la mesa dos realidades que afectan a muchas personas mayores, la precariedad económica y la soledad no deseada, y lo hace sin caer en el dramatismo fácil.














