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Hoy 15 de mayo celebramos el Día Internacional de las Familias 2025 bajo el lema «Políticas orientadas a la familia para el desarrollo sostenible: Hacia la Segunda Cumbre Mundial para el Desarrollo Social»

Cada 15 de mayo, el mundo se une para conmemorar el Día Internacional de las Familias, una fecha instaurada por las Naciones Unidas en 1993 con el objetivo de reconocer el papel fundamental que desempeñan las familias en nuestras sociedades. Este año 2025, el lema elegido —«Políticas orientadas a la familia para el desarrollo sostenible: Hacia la Segunda Cumbre Mundial para el Desarrollo Social»— nos invita a reflexionar sobre el impacto que las decisiones políticas tienen en el bienestar familiar, así como el papel clave que las familias cumplen para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

A través de este artículo, exploraremos el significado del lema de este año, analizaremos cómo las políticas públicas pueden fortalecer a las familias, revisaremos ejemplos prácticos a nivel mundial y regional, y propondremos caminos hacia un futuro más equitativo, justo y sostenible para todas las familias.


La familia como núcleo esencial del desarrollo sostenible

¿Qué significa “familia” en el contexto actual?

Cuando hablamos de familia hoy en día, no nos referimos exclusivamente al modelo tradicional de madre, padre e hijos. La realidad contemporánea es mucho más diversa: familias monoparentales, extendidas, adoptivas, reconstituidas, homoparentales, entre otras. Todas ellas comparten un elemento común: son espacios de cuidado, afecto, educación y transmisión de valores. En muchos casos, son también el primer escudo de protección social para sus miembros.

Reconocer esta diversidad es fundamental para diseñar políticas públicas inclusivas, que no solo contemplen una definición rígida de familia, sino que respondan a la pluralidad de realidades que viven millones de personas alrededor del mundo.

¿Por qué las familias son esenciales para el desarrollo sostenible?

Las familias juegan un papel central en la implementación de los ODS adoptados por la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. A través de ellas se puede:

  • Promover la igualdad de género (ODS 5), especialmente cuando se apoya la corresponsabilidad en las tareas domésticas y de cuidado.
  • Mejorar la educación de calidad (ODS 4), cuando se involucran activamente en los procesos formativos de niños y jóvenes.
  • Contribuir al fin de la pobreza (ODS 1) y al hambre cero (ODS 2), cuando cuentan con acceso a empleos dignos, seguridad social y servicios básicos.
  • Fomentar el bienestar emocional y físico (ODS 3), cuando los entornos familiares son seguros y saludables.

En resumen, sin familias fortalecidas, no hay desarrollo sostenible posible.


Políticas públicas con enfoque familiar: del discurso a la acción

¿Qué son las políticas orientadas a la familia?

Las políticas orientadas a la familia son aquellas estrategias, leyes y programas gubernamentales que reconocen a la familia como un agente clave de desarrollo y, por tanto, buscan fortalecerla desde múltiples dimensiones: económica, educativa, emocional y social.

Algunos ejemplos de estas políticas incluyen:

  • Licencias parentales remuneradas, tanto para madres como para padres.
  • Acceso universal a servicios de salud reproductiva y materno-infantil.
  • Programas de apoyo económico a familias en situación de vulnerabilidad.
  • Guarderías y servicios de cuidado infantil asequibles y de calidad.
  • Educación para la vida familiar y la crianza positiva.

Estas acciones no solo benefician a los miembros de la familia, sino que también tienen un impacto positivo en la sociedad en su conjunto, al reducir las desigualdades y promover la cohesión social.

Políticas exitosas en el mundo: ejemplos concretos

A lo largo y ancho del planeta, algunos países han implementado políticas públicas innovadoras con resultados significativos:

  • Suecia es un referente mundial en cuanto a licencias parentales compartidas y subsidiadas, con un enfoque en la equidad de género en el hogar.
  • Uruguay ha sido pionero en Latinoamérica en establecer una Ley de Cuidados, que reconoce y redistribuye el trabajo de cuidado no remunerado, articulando servicios públicos para apoyar a las familias.
  • En Canadá, los programas de subsidios para el cuidado infantil han permitido a muchas madres reincorporarse al mercado laboral sin comprometer el bienestar de sus hijos.
  • En países como Corea del Sur, donde la baja natalidad es un desafío, el gobierno ha impulsado programas integrales para apoyar a las familias jóvenes, desde vivienda hasta educación gratuita.

Estos ejemplos demuestran que, con voluntad política y recursos adecuados, es posible implementar políticas que beneficien a las familias y a la sociedad en general.


Retos actuales para las familias en el siglo XXI

Desigualdad y pobreza: los principales enemigos

Uno de los mayores obstáculos para el fortalecimiento de las familias es la persistente desigualdad económica. Millones de familias alrededor del mundo viven en condiciones de precariedad, sin acceso a servicios básicos, con empleos informales o mal remunerados, y con poca o nula protección social.

En estos contextos, las políticas públicas no pueden ser neutras: deben ser activamente redistributivas y sensibles a las necesidades reales de las familias más vulnerables.

El desafío del cuidado y el tiempo

Vivimos en una sociedad acelerada, donde muchas veces la conciliación entre la vida laboral y familiar es una meta inalcanzable. La carga del trabajo doméstico y de cuidados recae, en la mayoría de los casos, sobre las mujeres, lo que perpetúa la desigualdad de género y limita su autonomía económica.

Frente a este panorama, urge una reforma del sistema de cuidados, que contemple:

  • Reconocimiento del trabajo doméstico como trabajo productivo.
  • Inversión estatal en servicios de cuidado accesibles.
  • Educación en corresponsabilidad de género desde temprana edad.

Familias en crisis: migración, conflictos y pandemia

En los últimos años, las familias han enfrentado crisis globales que han puesto a prueba su resiliencia: la pandemia de COVID-19, conflictos armados, crisis migratorias, desastres naturales vinculados al cambio climático. Estas situaciones han generado fracturas familiares, inseguridad y desplazamientos forzados.

Por ello, es vital que las políticas públicas contemplen protocolos de emergencia familiar, que garanticen la reunificación familiar, el acceso a vivienda segura y apoyo psicosocial durante y después de las crisis.


Construyendo el futuro: ¿Qué podemos hacer como sociedad?

Participación ciudadana e incidencia política

Como sociedad civil, tenemos la responsabilidad de exigir políticas que coloquen a las familias en el centro del desarrollo. Esto implica:

  • Participar en procesos de consulta ciudadana y elaboración de leyes.
  • Apoyar organizaciones que trabajan por el bienestar familiar.
  • Promover la rendición de cuentas de nuestros gobiernos respecto a los compromisos adquiridos con la Agenda 2030.

La empresa privada también tiene un rol

El sector privado puede y debe contribuir al desarrollo sostenible desde una mirada familiar. ¿Cómo? Adoptando prácticas laborales responsables como:

  • Horarios flexibles para favorecer la conciliación.
  • Licencias parentales extendidas.
  • Espacios de lactancia en los lugares de trabajo.
  • Apoyo a empleados que son cuidadores principales.

Educación y cultura del cuidado

Finalmente, como sociedad, debemos cultivar una cultura del cuidado y del respeto por todas las formas de familia. Esto incluye:

  • Programas escolares que promuevan la empatía y la resolución pacífica de conflictos.
  • Medios de comunicación que visibilicen la diversidad familiar sin estigmas.
  • Espacios comunitarios que fortalezcan los lazos sociales entre vecinos y familias.

Políticas con enfoque familiar, una inversión hacia el futuro

Este 15 de mayo de 2025, al conmemorar el Día Internacional de las Familias bajo el lema «Políticas orientadas a la familia para el desarrollo sostenible», se nos recuerda que no hay verdadero progreso si las familias son ignoradas o desatendidas.

Las familias, en toda su diversidad, son la base sobre la cual se construyen sociedades más justas, solidarias y resilientes. Para lograr un desarrollo sostenible real, necesitamos políticas que escuchen, protejan y empoderen a las familias, que reconozcan sus desafíos y les ofrezcan herramientas para prosperar.

Hoy es un buen día para reflexionar, pero también para actuar. Desde nuestro lugar, ya sea como ciudadanos, padres, madres, educadores, líderes comunitarios o tomadores de decisiones, tenemos la oportunidad —y la responsabilidad— de construir un mundo donde cada familia, sin excepción, pueda vivir con dignidad, bienestar y esperanza.

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