Cuadernos Manchegos
Rocío Torres: la Dulcinea que se convirtió en Quijote

Rocío Torres: la Dulcinea que se convirtió en Quijote

Araceli Olmedo

Hace muchos años que Tomelloso inició un viaje con Rocío Torres por los caminos de su Cultura y estamos a punto de llegar a la parada y fonda de su jubilación.

En su tren han viajado muchos personajes ilustres y queridos por nuestra amiga y compañera: la Diosa de la Cultura por excelencia. Porque si a Tomelloso se le puede considerar La Atenas de La Mancha, Rocío ha sido su Palas Atenea. Una Diosa, por cierto, que como vive en el Olimpo, nunca le ha funcionado el reloj ni ha sido esclava de las horas. (Ciento de veces me he preguntado cómo calcula el tiempo Rocío y he llegado a la conclusión de que nuestros relojes son los que van acelerados ¿o no? Un gran enigma).

Recuerdo que, en la lejana década prodigiosa de los ochenta, en la que yo bacineaba por las trincheras de la Cultura con Jaraíz y El Cardo de Bronce, bajo la dirección de Valentín Arteaga, Rocío era la batuta de aquella orquesta: derrochaba ilusión, ganas, trabajo, profesionalidad, entrega… Había llegado la revolución a la Biblioteca Municipal y al Área de Cultura; era un torbellino de ideas… Y sigue igual, aunque ahora dice que se jubila (¡Qué descanso les va a quedar a sus enemigos!). Y yo sé que en realidad no será así. Porque cuarenta años construyendo la Cultura de Tomelloso, persiguiendo sueños y cazando a lazo a los mejores escritores, pintores, escultores, humoristas, magos y todo lo que huele a crecimiento intelectual, no puede desembocar en un parón y ya está.

Rocío seguirá toreando en otras plazas, pero la coleta no se la va a cortar, estoy segura de ello. Quien piense que esta mujer va a dejar de inventar, de crear o de imaginar está muy equivocado, porque yo la conozco, es mi amiga/hermana y, además de “niña bonita”, tiene un cerebro envidiable, la elocuencia de su genial padre, Luis Torres y la inmensa bondad de su madre Marite Márquez, una mezcla que la hacen única e imparable.

Nuestra Rocío es culta, tenaz, sabia, incansable, estudiosa, detallista, confortable y extensa como las alas de Dios. Por eso, nunca dejará de volar por las letras ni por los pentagramas ni por ninguna paleta de colores por perdida que esté. Ella continuará jugueteando, divirtiéndose en este acervo cultural, su Olimpo, porque es su medio ambiente en el que necesita respirar para poder seguir su viaje por la vida. Se la van a rifar las tertulias literarias. Está cantado y ella encantada.

En estas pocas líneas yo no puedo resumir su extraordinaria aventura laboral y vital, pero entre todos: familia, amigos, compañeros, conocidos, Artistas consagrados de la pluma, el pentagrama y el pincel dimos -el pasado sábado-, una puntada al tapiz de su gran legado.  Y lo extraordinariamente maravilloso es que aún queda mucho por incluir en el libro de su haber. Nuestra diosa Palas Atenea al no tener calendario ni reloj no tiene término, se nos ha hecho infinita, inmortal y molesta para algun@s. Harto llevan, porque Rocío tiene cuerda para rato, ha conseguido pasar de Dulcinea a Quijote, venciendo gigantes y recorriendo caminos. La Mancha está de su parte. Rocío ya es invencible.

Felicidades amiga, disfruta de tan merecido descanso. Y a quien te suceda, mis mejores deseos y ánimos, para que la Cultura tomellosera no decaiga.