Tomelloso ha vuelto a demostrar esta noche que la Navidad no es solo una fecha en el calendario, sino un sentimiento compartido. Ante una Plaza de España llena de familias, niños, mayores y jóvenes, el municipio ha dado la bienvenida oficial a la Navidad 2025 con un gran espectáculo multimedia de luz, sonido y pirotecnia, seguido del encendido del árbol de Navidad, la fachada del Ayuntamiento, la Posada de los Portales, el trineo de Papá Noel y el alumbrado de las principales calles de la ciudad.
El acto ha contado con la presencia de varios concejales del equipo de Gobierno, con Manuel Marquina, concejal de Festejos al frente, que ha acompañado en todo momento a las madrinas, padrinos y al numeroso público que no ha querido perderse una de las citas más esperadas del calendario navideño local.
Antes de que la noche se llenara de destellos, la emoción llegaba de la mano del cantante Luis Muñoz, natural de Campo de Criptana, que interpretaba un sentido “Tamborilero”. Su voz, arropada por el silencio respetuoso de la plaza, se convertía en un símbolo de esa Navidad cercana y de raíces manchegas que Tomelloso cuida con esmero. Cada golpe imaginario de tambor parecía marcar el pulso de una ciudad que “late al ritmo de la ilusión compartida”.
A continuación, arrancaba el espectáculo de luz y sonido, concebido como una gran línea musical en forma de “V”, que guiaba al público desde la fuerza y la épica hasta la ternura y la esperanza. Todo comenzaba con una introducción muy emotiva inspirada en El Rey León. Una voz en off iba dando forma al relato navideño y preparando una cuenta atrás que mantenía en vilo a pequeños y mayores.
Con el primer estallido de pirotecnia, la música se volvía enérgica, épica y casi “batallona”. Durante los primeros compases sonaban las pistas más intensas del montaje, acompañadas de una gran carga de pirotecnia sincronizada con el ritmo. Después, una versión renovada de la banda sonora de La Guerra de las Galaxias sumergía a la plaza en una atmósfera de selva y naturaleza: se escuchaban tormentas, y los truenos se reflejaban en las fachadas, que parecían cobrar vida al paso de la luz.
La tercera parte del espectáculo retomaba El Rey León en el momento de la estampida, incorporando el trote de caballos que las luminarias trasladaban a las paredes de los edificios, simulando un temblor controlado que arrancaba exclamaciones de sorpresa. Tras ese clímax visual, la temperatura emocional descendía de forma consciente con la música de Braveheart: aquí, la voz narrativa, más pausada y profundamente sensible, buscó llegar al fondo del público, acompañada por efectos de fuego frío, ideales para intensificar la emoción sin perder la seguridad.
En el tramo final, la narración introdujo un villancico coral de tono épico, que iba creciendo hasta desembocar en un estribillo formado por fragmentos de los villancicos más conocidos, también en clave coral y grandiosa. El cierre, llegó con un último estallido de pirotecnia en abanico, que dibujaba el cielo.
Justo después, en un momento muy esperado por los más pequeños, se iluminaba el gran árbol de Navidad que preside la Plaza de España, la elegante fachada del Ayuntamiento, el portal de Belén y la inconfundible silueta de la Posada de los Portales, convertida un año más en postal navideña de la ciudad. El encendido incluía también el espectacular trineo de Papá Noel y las luces de las calles comerciales, que acompañarán en las próximas semanas al Mercadillo y al resto de actividades programadas por el consistorio para dinamizar el centro urbano y apoyar al comercio local.
Más allá del impacto visual, la noche dejaba un mensaje claramente navideño: la importancia de reunirse, reconocerse y cuidar lo que une a la comunidad.
“La Navidad comienza de verdad cuando una luz se enciende en cada casa y en cada corazón”. Hoy, en Tomelloso, esa luz ha quedado oficialmente encendida.














