Bajo el nombre “Tomelloso: Cúpulas entre Viñas”, se presenta una iniciativa que sitúa a los bombos en el centro de la agenda cultural y turística local. El proyecto nace con un objetivo claro y sencillo: conservar estas construcciones de piedra seca, difundir su valor patrimonial y hacerlas visibles para residentes y visitantes. Se trata de un plan realista y escalable que combina información pública, formación práctica y rutas interpretativas, y que refuerza la aspiración de la ciudad a postular este legado para un mayor reconocimiento internacional, teniendo en cuenta que “el arte de la piedra en seco” fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2018. Los bombos forman parte también del patrimonio cultural de Castilla-La Mancha según la ley 4/2013.
En avance con este proyecto, el día de ayer se celebró una reunión en pleno campo y que arrancó desde el Santuario de Pinilla con las partes involucradas, con el objetivo de evaluar “in situ” la situación actual de los bombos. Durante el encuentro, se estudió un grupo de ellos y se discutieron las diversas medidas necesarias para garantizar su conservación, integrándolas en el proyecto que se está ultimando. En dicha reunión, participó el concejal del equipo de Gobierno, Benjamín de Sebastián.
La propuesta parte de una evidencia incontestable: los bombos son inseparables de la identidad de Tomelloso y de su paisaje vitivinícola. “Son únicos en su diseño específico y probablemente no puedan encontrarse de esta forma en ningún otro lugar del mundo”, subraya el equipo promotor, que al mismo tiempo recuerda su conexión con otras arquitecturas de falsa cúpula repartidas por España y Europa. Este doble carácter –singular y universal- convierte a los bombos en un recurso cultural de primer orden y en una palanca para dinamizar el turismo de calidad en La Mancha.
El proyecto facilitará el acceso a información rigurosa y útil en las páginas del Ayuntamiento, Turismo y Archivo Municipal: desde inventarios y referencias para investigación nacional e internacional hasta guías claras para propietarios sobre qué hacer y qué evitar al conservar un bombo, pasando por contenidos divulgativos para turistas en español, inglés y alemán. Junto a ello, se programarán talleres anuales de reconstrucción parcial dirigidos a vecinos, propietarios y albañiles de la región, con un enfoque aplicable y replicable que permitirá responder, con oficio, a pequeñas patologías antes de que se conviertan en daños mayores. El calendario se completa con excursiones interpretativas y encuentros vecinales para crear comunidad en torno a esta arquitectura, sembrando el terreno para una futura agrupación local de amigos de los bombos.
La iniciativa avanza con hitos concretos. En noviembre de 2025 está prevista una visita técnica con especialistas para planificar una intervención demostrativa, y en marzo o a finales de octubre de 2026 se realizará un taller abierto de dos jornadas para conservar un bombo con derrumbes en el alero y cúpulas intactas. El maestro de obra Antonio Salinero, ingeniero de la edificación con experiencia en bioconstrucción y en reconstrucciones parciales de bombos –“en junio de 2022 intervino en un bombo en Daimiel”-, asumirá la dirección técnica junto a una arquitecta especialista en piedra seca. El plan contempla, asimismo, la colaboración académica de la UCLM, el apoyo del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha para la difusión profesional y la participación de la Asociación Cultural El Zaque de Manzanares para extender resultados a nivel comarcal. En paralelo, se explorará financiación en convocatorias autonómicas, estatales y europeas, así como una partida municipal en 2026 destinada principalmente a los honorarios de restauración.
El enfoque es deliberadamente práctico: explicar, demostrar y contagiar. La investigadora alemana Dr. María Frauke Streubel resume el reto con franqueza: “Durante décadas se repite que los bombos son únicos y que no hay nada que podamos hacer por restaurarlos”. El proyecto responde a esa narrativa con herramientas, formación y acompañamiento, para que cualquier intervención se haga bien, a tiempo y con criterios patrimoniales. El resultado esperado es doble: salvar los bombos y activar su relato como reclamo turístico de alto valor añadido, capaz de desestacionalizar visitas, ampliar la estancia media y generar economía local alrededor de la cultura del vino y el paisaje manchego.
El equipo de proyecto está integrado por Jerónimo Pedrero Torres, geólogo y autor del Inventario de los bombos de Tomelloso; Dr. Teodoro Sánchez-Migallón Jiménez, arquitecto e investigador en arquitectura popular manchega; David Cejudo Loro, docente, divulgador y promotor de Arquitectura Popular Manchega; y la propia Dr. María Frauke Streubel, con una trayectoria de dos décadas en gestión cultural y patrimonio vernáculo en Alemania. La experiencia acumulada de sus miembros -en investigación, obra, docencia y mediación cultural- garantiza un relato solvente y una ejecución cuidada.
Con “Cúpulas entre Viñas”, Tomelloso no solo protege su memoria, también abre la puerta a un futuro de turismo cultural sostenible. En palabras del proyecto, “merece la pena reparar los daños menores en una fase temprana” porque cada bombo recuperado es un hito más en el mapa emocional de la ciudad. El patrimonio en piedra seca es presente y futuro; convertirlo en experiencia visitable, pedagógica y compartida es la oportunidad que Tomelloso está dispuesto a aprovechar.
