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viernes, diciembre 5, 2025
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María llevaba alas

Alas que le prestaron en el cielo para hacer realidad un sueño y hacer felices a mucha gente.

A veces la gratitud desborda las palabras y se convierte en emoción compartida. Así nos sentimos en el Centro de Día San Rafael tras la jornada vivida este sábado junto a María Parra Mora y su reto de 12 horas por el Alzheimer.

María suele decir que correr le salvó la vida, pero es ella la que salva vidas cada vez que sueña alto. Con su humildad inmensa, su tesón y su constancia, ha hecho más por visibilizar el Alzheimer en nuestra ciudad, y más allá de ella, que nadie. Si en 2021 nos conmovió corriendo hasta el Santuario de la Virgen de Cortes, este 2025 nos ha regalado otro reto inolvidable: doce horas corriendo en Tomelloso, en la magnífica pista de atletismo de nuestra Ciudad Deportiva, la mejor ciudad deportiva de Castilla-La Mancha, donde todos hemos podido acompañarla y compartir un trocito de pista.

María no corrió sola, ni en las horas más duras, en las que nuestro sol manchego es implacable. Nada pudo con la ilusión: María nunca estuvo sola, siempre rodeada de su escolta incansable formada por los clubes de atletismo locales y corredores venidos de diferentes puntos del país, a los que se unieron, durante toda la jornada, deportistas locales que son campeones en diferentes disciplinas, nuestro alcalde, el concejal de Deportes, amigos y familiares de María, muchísimos niños y niñas, el equipo humano del Centro San Rafael y multitud de gente que no quiso perderse la oportunidad de acompañar a María. Una auténtica fiesta de solidaridad; cada minuto y cada rostro quedarán para siempre grabados en mi corazón. Inolvidable el rosario de gentes que, pasados pocos minutos de las ocho de la tarde, acompañaban a María en sus últimas vueltas. Cruzaba por última vez la meta, acompañada de sus padres, Carlos y Mari Carmen, fundiéndose los tres en un abrazo que conmovió a todos.

Dos gestos y una lección de vida se guardan en mi corazón para siempre. El primero de los gestos, Mari Carmen, la madre de María, alzando los ojos al cielo, agradeciendo sin duda las alas que los ángeles habían prestado a su hija, porque María no corría, María volaba. El segundo, el emocionado abrazo de su primo Benjamín; solo ellos saben lo que sintieron, pero seguro que estuvo cargado de recuerdos y de emociones compartidas por quienes partieron demasiado pronto en su familia. Y la gran lección, que no por sabida está siempre aprendida, me la recordó ayer María en cada una de sus zancadas: en la vida, como en la pista, nadie debe quedar atrás. Y así fue: nadie quedó atrás, todos pudimos compartir un trocito de camino con ella… ¡hasta yo!

Hoy, nuestro corazón late agradecido. A María, a su familia, a los clubes, a los patrocinadores, a cada persona que corrió, donó o aplaudió. A los medios de comunicación, que han acompañado, difundido y dado voz a esta gran jornada. Y un agradecimiento muy especial al Área de Deportes del Ayuntamiento de Tomelloso, por su trabajo constante, su coordinación impecable y su dedicación absoluta. Sin ellos, no habría sido posible.

¡Gracias María! ¡Y gracias al cielo por prestarte alas!

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