Es fundamental conocer los hechos que han dado lugar a relatos poco divulgados, pero que enriquecen nuestro entendimiento de la labor histórica realizada por personajes clave y su entorno. Estos nos revelan la evolución, el desarrollo y el progreso de nuestra cultura.
ANA DE MENDOZA (Ana Hurtado de Mendoza de la Cerda y de Silva Álvarez de Toledo) – (Cifuentes, 1540-Pastrana, 1592). Conocida históricamente como la Princesa de Éboli.
Procedía de una familia de la alta nobleza de Castilla y a los 12 años fue prometida con Ruy Gómez de Silva, que era príncipe de Éboli. El matrimonio se llevó a cabo en 1557. Había perdido la vista de su ojo derecho que llevaba tapado.
Fue famoso el problema y disconformidad con Santa Teresa de Jesús, por la adecuación de los conventos que estaban a su nombre.
Al fallecimiento de su esposo, la princesa quiso ser monja y que sus sirvientas también lo fueran, habilitándose una estancia en el convento, aunque abandonó tal intención y residió en una casa del convento con plena libertad de movimientos.
Llegó un momento en que Santa Teresa decidió que se abandonara el convento, quedando Ana sola con sus sirvientas, y Ana tuvo que volver al palacio en Madrid.
Habiendo enviudado, se admite que tuvo relaciones con el secretario del rey Antonio Pérez. La aparición del muerto Juan de Escobedo, Antonio Pérez fue acusado de su asesinato, lo que produjo la orden del rey de encerrar a Ana en 1579 en el Torreón de Pinto y en 1580 a la fortaleza de Santorcaz y finalmente al Palacio Ducal de Pastrana en 1581, atendida por su hija menor y el rey mandó poner rejas en puertas y ventanas.
Falleció en ese lugar en el año 1592 y se encuentra enterrada con su esposo en la Colegiata de Pastrana.
ANTONIO POBLETE DE LOAYZA (Ciudad Real, Lima, 1612).
Procedía de una familia noble que emigró a Perú en 1576, realizando la conquista de nuevas tierras y llegando a Tucumán. Se casó por segunda vez al fallecimiento de su primera esposa, volviendo a enviudar, y se ordenó sacerdote en un Colegio de Chile, mudándose a Lima.
Trajo una imagen de la Virgen del Prado a Lima y en su casa se indica que se produjeron varios milagros y creó una Fundación donada a la Orden de San Agustín.
Finalmente se erigió el Monasterio de Nuestra Señora del Prado, siendo el templo más emblemático de Lima.
Falleció en septiembre de 1612.
COSME GÓMEZ DE TEJADA Y DE LOS REYES (Toledo, 1593-Talavera de la Reina, 1648).
Escritor que, de pequeño, se trasladó a Talavera de la Reina, estudiando en el Colegio en Oropesa y después teología en Alcalá de Henares y Salamanca, licenciándose en 1613, habiendo ya realizado algunos versos con pseudónimo.
Ingresó en el Orden del Císter descalzo, ocupando distintos cargos eclesiásticos de Talavera de la Reina, pasando a Capellán de las religiosas Bernardas Descalzas y del patronazgo de San Ildefonso en 1627.
Estuvo como poeta y juez del Certamen poético de Minerva en 1631 y, ya en 1635, publicó su novela León Prodigioso.
Falleció en 1648.
También escribió algunas comedias y su incompleta Historia de Talavera.
FERNANDO ALONSO DE COCA (Ciudad Real ¿?-Ciudad Real, 1500).
Se inició como sacerdote, siendo párroco de la Iglesia de San Pedro de Ciudad Real. Pasó a ser maestro de coro de la catedral de Coria, capellán de los Reyes Católicos y confesor de Isabel I de Castilla, y llegó a canónigo de Sigüenza, encargado de las obras de la catedral.
Dirigió parte de la construcción de la iglesia de San Pedro en Ciudad Real, donde existe una capilla donde está enterrado.
DIEGO MORCILLO RUBIO (Villarrobledo, 1641-Lima, 1730).
Sacerdote teólogo que, en sus inicios, ingresó en la Orden de los Trinitarios Descalzos de Toledo y sus estudios de Filosofía y Teología los realizó en la Universidad de Alcalá, alcanzando gran prestigio que le llevó a que el rey Carlos II le nombrara predicador de la Cámara Real y el cargo de calificador en el Consejo Supremo de la Inquisición y consultor del nuncio de su Santidad en Madrid.
Ya con 60 años, fue preconizado como obispo de León en Nicaragua, aunque no tomó posesión por alcanzar ser obispo de la Paz en la provincia de Charcas en Bolivia, pasando en 1714 a arzobispo de La Plata en Charcas.
En 1715, el rey Felipe V lo adjudica el cargo de virrey de Perú de forma interina, que duró 50 días, y regresó a su cargo de arzobispo de La Plata.
De nuevo el rey le nombró de forma definitiva como virrey de Perú, llegando a Lima en el año 1720, teniendo 78 años.
Durante su mandato dispuso los combates contra los piratas ingleses y los corsarios holandeses de gran repercusión.
Modificó la economía de administración con nuevas normas dirigidas al comercio y la minería de La Plata y Potosí, así como introdujo modificaciones en aspectos con los distintos impuestos.
Tuvo problemas con el alzamiento de los indios araucanos en Chile y los graves incidentes de Paraguay en la revolución comunera.
Liberó el régimen de la Encomienda para beneficio de los indios.
También en esas fechas, ocurrieron los hechos de la epidemia del sur de Perú, con los daños consiguientes en las zonas mineras.
Por último, fue preconizado como arzobispo titular de Lima tomando posesión en 1723, gobernando durante poco más de cuatro años, además de los 50 días como virrey interino en 1716.
Pasó definitivamente como arzobispo de Lima hasta su fallecimiento en Lima a los 88 años y se encuentra sepultado en la cripta de la Catedral de Lima.
