La relación entre Patricia Gawron y Almudena Espinosa, dos de las concursantes más queridas en Gran Hermano 20, ha dado un giro inesperado, pasando de una profunda amistad a una enemistad abierta. La tensión comenzó a gestarse cuando Patricia, durante una discusión en la casa, acusó públicamente a Almudena de robarle un cartón de leche. Este incidente, que pudo parecer trivial en un principio, desató una serie de eventos que culminaron en la ruptura definitiva entre ambas.
En un emotivo confesionario, Almudena expresó su desconfianza hacia Patricia, afirmando: “No es buena amiga, no es buena persona”. En sus palabras, reflejaba la frustración acumulada por la acusación de traición, algo que, según ella, no podía perdonar. Este hecho desató una tormenta de reacciones en la casa, donde los demás concursantes intentaron mediar entre ambas, pero sin éxito. Este conflicto está siendo un tema de conversación constante entre los demás concursantes, que se ven divididos entre quienes apoyan a Almudena y quienes defienden a Patricia.
El enfado de Almudena fue tal que, en la última ronda de nominaciones a la cara, le dio tres puntos a Patricia, citando explícitamente su sentimiento de “traición”. “Mejor ser traidora que cobarde”, sentenció Almudena, provocando aplausos entre algunos de los concursantes. Esta declaración subraya la magnitud del conflicto y marca un antes y un después en su relación. En palabras de Almudena, la delación de Patricia fue una «jugada sucia«, un acto que no podría tolerar bajo ningún concepto.
El ambiente en la casa de Gran Hermano ha cambiado drásticamente. Mientras algunos concursantes apoyan a Almudena, argumentando que Patricia ha vulnerado su confianza, otros se sienten más cercanos a Patricia, acusando a Almudena de sobreactuar y de tomar la ruptura como una estrategia de juego. La situación se ha convertido en un eje central del programa, haciendo que los seguidores del reality se cuestionen hasta qué punto la amistad y la estrategia se mezclan en este tipo de competiciones.
Por su parte, Patricia ha tratado de calmar las aguas, defendiendo su comportamiento, pero también se ha mostrado sorprendida por la magnitud de la reacción de Almudena. En sus últimas declaraciones, Patricia expresó: “Nunca pensé que esto llegaría tan lejos”. A pesar de sus intentos de disculparse, la distancia emocional entre las dos parece insalvable. Esta historia no solo involucra la ruptura de una amistad, sino que también pone sobre la mesa la eterna pregunta sobre los límites entre estrategia y lealtad en un programa como Gran Hermano.»
