Para Miguel Carlos González, de JM Serna Seguros, hay días en los que, en la vida, a veces, no hace falta más. La Maratón de Valencia 2025 ha sido uno de esos momentos fugaces de felicidad que, cuando llegan, hay que “cogerlos con fuerza y disfrutarlos sin más”.
Ha sido, en sus propias palabras, “un gran finde”, compartido como tantas otras veces con Pilar, su compañera de vida y auténtico apoyo incondicional —su “Pilar (y nunca mejor dicho)”—, presente en cada etapa del camino, del entrenamiento a la meta.
Desde el inicio hasta el final de la prueba, Miguel Carlos González ha vivido la carrera codo con codo con su compañero y amigo Pablo Cuevas Ruiz, con quien ha vuelto a formar ese dúo histórico de batallas deportivas: “vuelve el dúo Dinámico”. Juntos han compartido cada zancada y cada kilómetro, como antaño, con una idea clara que se ha convertido casi en lema de carrera: “Así es Pablo… ‘nadie se queda atrás’”.
La maratón se ha convertido en una mezcla perfecta de esfuerzo, sufrimiento y disfrute. La prueba ha sido dura, exigente, pero a la vez liberadora. Miguel resume la jornada como “una experiencia brutal” que ya forma parte de ese archivo personal de recuerdos imborrables que nadie podrá arrebatarle.
En mitad del esfuerzo, ha resonado con fuerza la frase de su compañero de batalla. Como recordaba Pablo durante la carrera: “Hoy hemos venido a disfrutarlo… me da igual, minuto arriba que abajo”. Una visión que alinea la maratón con algo más profundo que un simple crono: la experiencia, la vivencia y el disfrute del camino.
El día ha estado marcado por el calor y la humedad, dos factores que han obligado a hidratarse de forma constante y a seguir una alimentación casi “cuadriculada” para no dejar nada al azar. Ese cuidado extremo también ha tenido su contraparte inevitable: tener que miccionar más de la cuenta, un detalle que humaniza la épica y recuerda que, detrás de cada maratón, hay un cuerpo que se exprime al límite.
Cuando todo sale según lo previsto, la sensación es difícil de describir. Que las cosas hayan salido como estaban planeadas resulta, en palabras de Miguel, “escandalosamente agradable”. Detrás de esa satisfacción hay cientos de kilómetros y horas de entrenamiento, muchas semanas de preparación silenciosa, sacrificios encadenados y rutinas ajustadas para jugarse todo a una sola carta: el 7 de diciembre, día señalado en rojo en su calendario personal.
Ni la gripe ni el problema en el músculo piramidal han podido con él. A pesar de los obstáculos físicos previos, el corredor de JM Serna Seguros ha conseguido imponerse a las dificultades y cruzar la meta con una sensación de triunfo íntimo y rotundo. En su mente ha sonado con fuerza una frase que lo resume todo: “Maratón… hoy he ganado yo”.
Con el trabajo cumplido, Miguel Carlos González tiene claro que no ha sido, ni quiere ser, “un Walking Dead” dentro de la carrera. Ha llegado con vida, con fuerza y con dignidad deportiva, cerrando así su 7.º Maratón de Valencia y su 13.º maratón personal.
El reloj ha marcado 3:28 tiempo oficial y 3:25 tiempo real, pero para él es lo de menos. Los números son solo una referencia; lo verdaderamente importante ha sido la experiencia, el camino compartido y la victoria personal sobre las dudas, las molestias y el cansancio. Por eso, el corredor no duda en señalar con gratitud: “Gracias, Valencia”.
La ciudad del running vuelve a sumar una historia más a su leyenda, mientras Miguel Carlos González añade otro capítulo a su trayectoria como maratoniano popular, con la firma de JM Serna Seguros y el sello personal de Maratón Valencia y #trasmontanamc latente en cada zancada.


















