En Castilla-La Mancha, la población extranjera se ha convertido en el verdadero motor demográfico de la región. En cómputo general, desde enero de 2021 hasta abril de 2025, la población extranjera creció un 34%, hasta las 255.728 personas, frente al 0,26% del crecimiento de la población española, prácticamente estancada.
Entre 2021 y 2024, todas las provincias ganan población extranjera en edad de trabajar, perdiendo población nacional. El resultado es un envejecimiento progresivo de la población española compensada por la llegada de extranjeros en edad activa
El sector agrícola aporta cerca del 8,5% del valor añadido bruto regional y alrededor del 6% del empleo. Esta actividad esencial ocupa a más de 66.000 personas, de las cuales un 40 % son trabajadores extranjeros. Esta proporción es significativamente superior a la de otros sectores, evidenciando la dependencia estructural del campo castellano- manchego respecto a la mano de obra migrante. La afiliación extranjera en el sector agrícola ha aumentado un 10,5%
En junio, había 20.480 extranjeros afiliados al Regimen Especial Agrario, lo que supone un 20% de los 100.000 extranjeros afiliados. Ésta es la sexta comunidad con mayor aportación de afiliados extranjeros en el régimen agrario. Los flujos de migrantes que llegan a Castilla La Mancha proceden en su mayoría de países extracomunitarios. Muchos llegan como temporeros. La distribución por nacionalidad en el SEA la encabeza Rumanía, el 44,1% del total, Marruecos el 26,3%, Mali y Senegal con un 5% y 4% respectivamente.
“Son los jornaleros y las jornaleras, en su mayoría personas migrantes, quienes afrontan las condiciones más duras de trabajo y se enfrentan a un elevado riesgo en cuanto a salud laboral se refiere” asegura el secretario de empleo y migraciones de CCOO, Juan Carlos del Puerto. “Esto no es una fatalidad, sino una realidad que exige la intervención firme de las políticas de trabajo digno para erradicar la precariedad y la explotación. Es urgente crear vias legales y estables de contratación en origen y fortalecer los controles que eviten la explotación”.
Condiciones de vida de los migrantes del sector agrario
En cuanto a las condiciones de vida de los migrantes en el sector agrario, los principales problemas son el acceso a la vivienda y la brecha salarial. En algunas localidades hay discriminación para arrendar a personas migrantes lo que obliga a muchos temporeros a vivir hacinados en asentamientos precarios o cortijos no habilitados.
Respecto al salario, según la Encuesta de Estructura Salarial, las trabajadoras extranjeras, especialmente de origen africano, ganan de media solo unos 15.000 euros anuales frente a los más de 26.000 de las españolas. Muchos jornaleros cobran el SMI a pesar de las largas jornadas.
Estructura de las explotaciones y destino de los fondos europeos
Más de la mitad de explotaciones las llevan mayores de 60 años lo que evidencia la crisis de relevo generacional. Sin embargo, es raro que un migrante sea titular. Su papel principal es laboral. El campo de Castilla-La Mancha no solo produce alimentos: sostiene pueblos, comercio local y escuelas. Una parte decisiva de esa fortaleza la aportan miles de personas trabajadoras extranjeras que cada campaña mantienen vivo el engranaje productivo y demográfico de muchas comarcas. Su contribución, sin embargo, convive aún con demasiada rotación, salarios por debajo de convenio, estancias en alojamientos indignos y trabas para acceder a servicios básicos.
La PAC y los fondos de desarrollo rural movilizan recursos muy relevantes en la región. Pero la traslación de ese esfuerzo a empleo estable, relevo generacional, vivienda adecuada y condiciones seguras es todavía insuficiente. Si la política pública financia maquinaria, regadíos o modernización, también debe garantizar que ese avance llegue a la nómina, a la estabilidad y al alojamiento de quien trabaja la tierra.
¿Cuáles son nuestras propuestas?
Vincular las ayudas públicas a indicadores verificables de empleo decente: contratación indefinida y fija discontinua, cumplimiento del convenio, alojamiento digno asegurado, planes de igualdad y sin brecha salarial.
Vivienda y acogida digna: Con una red comarcal de alojamientos temporales (albergues y bolsa de alquiler rural), cláusulas de alojamiento en los convenios y cerrar los dispositivos indignos.
Formación y prevención en campaña: para el manejo seguro de maquinaria y protocolos frente al calor o la exposición a fitosanitarios.
Transporte a demanda: coordinado con ayuntamientos, empresas y cooperativas para enlazar alojamientos, fincas y polígonos en horario de campaña.












