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domingo, diciembre 7, 2025
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La ilusión de la Navidad llegará a Tomelloso en la administración de Lotería de Doña Soledad

Un proyecto navideño artesanal, hecha con materiales reciclados y meses de trabajo, convierte la casa de Soledad Quiralte en una simbólica administración de Lotería de Navidad donde, como ella misma resume, “la ilusión de este año cae aquí”.

Como periodista, he aprendido que las grandes noticias no siempre nacen en los despachos, sino muchas veces en los lugares más modestos. En Tomelloso, la Lotería de Navidad, la ilusión, el reciclaje creativo y la tradición se dan la mano en un lugar muy concreto: en la “administración de Lotería de Doña Soledad”, un espacio imaginario que se puede visitar en la casa de Soledad Quiralte ubicada en la Urbanización La Paz, nº 30 de Tomelloso.

No hablamos de una administración oficial, sino de una recreación casera que reproduce todo el universo del sorteo de Navidad: bombos, niños cantores, prensa acreditada, árboles de Navidad forrados con décimos, carteles, fachada, reloj de fin de año, uvas, botellas de brindis y hasta una simbólica papelera donde tirar los boletos no premiados. Todo ello construido a mano, durante meses, con materiales reciclados: cápsulas de café, cartones de huevos, tubos industriales de aluminio, goma eva, vinilos, bolas de juguete… y, sobre todo, cientos y cientos de décimos reales ya usados.

Detrás de este proyecto está Soledad Quiralte, impulsada, según me cuenta, por una mezcla de pasión por las manualidades, amor por la Navidad y, cómo no, la insistencia cariñosa de su amiga y hermana Maribel.

En esta entrevista, conversamos largo y tendido sobre cómo nace y se construye esta particular administración de lotería imaginaria en Tomelloso, pensada para emocionar a vecinos y visitantes.


Sergio Bernao:
Cuéntame cómo salió el proyecto de esta administración de lotería imaginaria. ¿Te animó mucho Maribel? ¿Cómo arrancó la idea?

Soledad Quiralte:
Mi hermana me ha animado muchísimo y al final tenía claro que tenía que hacer algo relacionado con la Lotería de Navidad, como es recrear ese salón donde los espectadores ven el sorteo y siempre con la idea de colocar motivos navideños como los árboles y los detalles típicos de estas fiestas en un ambiente cálido. Así nació todo.


Sergio Bernao:
¿Y cuánto tiempo te ha llevado levantar esta “administración de Lotería de Doña Soledad”?

Soledad Quiralte:
Yo siempre empiezo después de las comuniones, más o menos a partir de mayo. Ahí fue cuando empecé a recopilar material. Sabía que, para este proyecto, tenía que juntar una barbaridad de cosas: cápsulas de café, cartones, tubos… y, sobre todo, décimos de Lotería.

En cuanto terminó la Navidad, después de Reyes, me fui a las administraciones de lotería a pedirles que me guardaran todos los décimos. Me dieron sacos de basura enormes llenos. Luego vino la parte menos vistosa pero necesaria: la clasificación.

Ahí me tiré casi dos días separando todo: Lotería de Navidad, Primitivas, Bonolotos, recibos de Reyes, Lotería normal… Eran como tres sacos de basura grandes, y dos días enteros clasificando cuáles me servían para el árbol, para el decorado, para la fachada… Todo eso es trabajo que no se ve, pero sin él no habría proyecto.


Sergio Bernao:
Háblame de los materiales. ¿Con qué has construido esta administración de lotería imaginaria?

Soledad Quiralte:
He utilizado de todo, pero todo reciclado: cartones de huevos, cápsulas de café, goma eva, cartón normal, y un material tipo vinilo, resistente, “para que si llueve, que no se rompa”. No me acuerdo bien del nombre técnico, pero la idea es que la decoración aguantara la intemperie.

También he usado tubos de los que se usan para liar el film y el papel de aluminio en los bares. Son esos tubos industriales gordos, muy resistentes, que se quedan cuando se acaba el rollo. Esos son los que he usado como pivotes; luego los he tenido que pintar para que, si caía mucha agua, no se estropearan. Y luego están las bolas.

Las bolas son bolas de juguete, de las que los niños piden en los bares. Eso de: “¿quieres una bola?, ¿quieres una bola?”, les dan el juguete y la bola al final acaba en cualquier sitio. Pues ahí estoy yo, siempre pendiente para rescatar esas bolas y guardarlas para el proyecto. Todo es reutilizado, nada se tira si puede tener una segunda vida.


Sergio Bernao:
Más allá del proyecto de la Lotería, ¿de dónde te viene esa motivación por las manualidades?

Soledad Quiralte:
A mí es que me encanta hacer trabajos manuales. No solo esto de la Lotería de Navidad. Siempre he hecho cosas: los trajes de baile de mi hija, los disfraces de carnaval… Normalmente los hago yo en casa. Alguna cosa hay que comprar, claro, pero disfruto mucho creando con mis manos.

Yo termino de trabajar y, cuando la casa ya está tranquila, cuando todos están durmiendo, entonces digo: “pues voy a hacer esto, voy a hacer lo otro”. Es mi forma de relajarme. Muchas veces llego cansada y no hago nada, pero la mayoría de las noches intento avanzar algo en el proyecto. Para mí es terapéutico.


Sergio Bernao:
Yo ya lo he visto en persona, pero cuéntame lo que podemos ver exactamente. ¿Qué se encuentra alguien cuando llega a tu “administración de Lotería de Doña Soledad” en Tomelloso?

Soledad Quiralte:
Te voy a contar lo que significa el conjunto. Cuando pasas por la fachada ves un gran lazo rojo, como si todo el espacio fuera un regalo. Ese regalo es, en este caso, la Lotería de Navidad, aunque podría ser cualquier otra cosa que traiga ilusión.

En la fachada de la cochera se ve un reloj, un ramo de uvas y botellas de champán y sidra. Eso simboliza la celebración de todo lo que viene al final de año: la Navidad, las uvas, el brindis… El reloj está tic-tac, tic-tac, marcando que faltan diez minutos para que termine el año y entremos en el siguiente, que en mi mente era febrero de 2026, como un guiño a ese salto de año.

Ya dentro de la entrada de la casa, los árboles de Navidad, también hechos con material reciclado, representan la Navidad pura y dura. Las letras grandes de “Navidad” están colocadas para que nadie olvide de qué va todo esto. Yo siempre digo que cuando pensamos en la Lotería de Navidad, no queremos ver solo números; queremos ver símbolos navideños.

Frente a todo eso están los bombos, los niños cantando la Lotería, y la prensa, por supuesto, con su acreditación correspondiente. La prensa tiene un papel importante en el sorteo real y yo quería que también lo tuviera en esta recreación.

Antes de que todo eso ocurra, viene el momento de comprar la lotería. Y ahí entra el homenaje a Doña Manolita (yo digo a veces “Doña Manuelita”), la administración más famosa, la que todo el mundo conoce. También he colocado el árbol donde están todos los décimos, que es mi “árbol de la suerte”, porque está forrado de décimos de Lotería de Navidad y rodeado de tréboles, que simbolizan la buena fortuna.

Encima del tejado de esta administración imaginaria está un gato negro, que representa otra administración, también famosa, donde se compra lotería. En conjunto, he intentado simbolizar todo el proceso del sorteo de Navidad: desde que compras el billete, pasas por la administración, esperas con ilusión, hasta que, si no hay suerte, tiras el boleto a la papelera. Son todos los detalles del sorteo de Navidad, pero convertidos en una escena navideña artesanal.


Sergio Bernao:
¿Y tu familia cómo se ha tomado que el salón se convierta en una administración de lotería imaginaria? ¿Están contentos, estresados, aliviados?

Soledad Quiralte:
Ahora mismo están aliviados (risas). Dicen: “por fin el salón se ve sin cosas de Navidad”. Esta casa es pequeña y el volumen de lo que hago es enorme. No es algo que puedas guardar en un rincón, son piezas muy grandes y ocupan muchísimo espacio.

Por un lado, están contentos porque, cuando lo ven montado, dicen: “¡qué bien!” Durante el proceso, ellos solo ven trozos: un árbol a medias, un bombo sin terminar, un cartel… Yo lo tengo todo en la cabeza y sé cómo va a quedar, pero ellos no lo ven hasta que está montado. Entonces ya sí que lo disfrutan.


Sergio Bernao:
¿Te han ayudado mucho en el montaje?

Soledad Quiralte:
Sí, me han ayudado. Las que más me han ayudado están aquí, porque han estado tres días seguidos con el tema del árbol. El árbol lleva muchísimo trabajo: yo lo he tenido que coser, pero luego hay que estar todo el rato dándole la vuelta, colocándolo bien, porque es un árbol grande y entretenido de montar. Una de ellas se ha llevado la peor parte con el árbol, la verdad.

Durante el año, mi marido también me echa una mano. Cuando le digo: “necesito un alargador”, “necesito esto”, él va y me lo consigue. También opina: “esto mejor así, esto a lo mejor asá”. Y luego está Maribel, que yo siempre digo que “riza el rizo”; cuando tú crees que ya está todo, ella propone un detalle más.


Sergio Bernao:
¿Y el vecindario? ¿Se nota expectación? ¿La gente sabe lo que estás preparando?

Soledad Quiralte:
Claro que sí. Ha habido gente que ha pasado con el coche y ha venido directamente a “habichear”, como decimos aquí, a curiosear.

Hubo una anécdota curiosa ya que algunas personas que estaban aquí ayudándome vieron como gente quería conocer el proyecto, pero ellas les informaron que ya lo podrían contemplar el día de la inauguración cuando se encendieran las luces.


Sergio Bernao:
La inauguración es un momento clave. ¿Cómo lo hacéis?

Soledad Quiralte:
La idea es inaugurarla este mismo sábado por la tarde, encendiendo las luces. Yo me voy a trabajar pero le tengo dicho a mi marido: “a las cinco, lo enchufas todo”. Ese momento de encenderlo y ver la reacción de la gente es muy especial.


Sergio Bernao:
Háblame de alguna anécdota complicada. ¿Cuál ha sido el momento más peligroso o difícil del proyecto?

Soledad Quiralte:
Lo más peligroso han sido los bombos. Un día, teniendo todo casi listo, me caí encima y destrocé el bombo pequeño. Lo aplasté totalmente. En dos días se me vino abajo ese trabajo.

Me quedé pensando: “¿cómo apaño yo esto, madre mía, sin materiales y con el tiempo encima?” Esa noche estuve dándole vueltas hasta las dos y pico. Me puse a pegar y a reparar como pude. Si ya me costó hacerlo la primera vez, arreglarlo roto fue peor. Pero al final salió adelante, aunque con mucho sufrimiento, y entre risas de las que estaban conmigo, claro. Una me decía: “¿qué has hecho?” y yo solo podía responder: “romper esto”. Son gajes del oficio.

Entre medias, están también las quemaduras de la silicona caliente. La silicona es nuestro pegamento mágico, pero todo el mundo que ha trabajado con ella sabe que las quemaduras son casi inevitables.


Sergio Bernao:
Da la sensación de que ha estado involucrada mucha gente. ¿Quiénes han participado más, además de tu familia?

Soledad Quiralte:
En el montaje han participado muchas personas de confianza: las que ves aquí, mis hermanas, mi madre… Y otra hermana que no aparece en las fotos pero que también ha estado pendiente. De hecho, esta mañana mi madre me ha llamado cinco veces. Solo hoy (risas).

Me insistía en que tenía que poner una papelera para que la gente pudiera tirar los recibos. Al final, a las ocho de la mañana me he visto haciendo una papelera para que la gente deposite ahí el boleto no premiado. Hasta última hora siempre se te ocurre algo más que añadir. Y yo sé que antes de irme a trabajar todavía se me ocurrirá otra cosa. Aquí no paramos nunca.


Sergio Bernao:
¿Y el año que viene? ¿Ves fuerzas para repetir con la administración de lotería imaginaria de Doña Soledad?

Soledad Quiralte:
El año que viene… no lo sé. El año pasado también hice cosas y concursé. Quedé en segundo lugar, aunque ni tú lo sabías (risas). Aquello fue más relajado porque se trataba sobre todo de colocar elementos: aquí una cosa, allí otra.

Este año ha sido más estresante porque hemos tenido que improvisar mucho: no sabíamos exactamente dónde poner los bombos, cómo distribuir todo. Ha sido más intenso, y por eso estoy algo más estresada ahora. Supongo que, si el año que viene me animo, tendré que ayudar a Maribel con su idea.

En mi casa no puedo reproducir esto tal cual, el espacio es muy pequeño. Alguna vez pensé: “esto lo hago en una ventana”, pero al final dije: “una vez lo voy a hacer en grande”, y aquí está el resultado. Hacerlo en una ventana se me quedaba corto.


Sergio Bernao:
Cuando uno se expone así, sabe que vendrán opiniones de todo tipo. ¿Qué esperas que diga la gente?

Soledad Quiralte:
Lo que más quiero es que le guste a la gente y que disfrute. Sé que habrá comentarios de todo tipo, eso ya lo tengo asumido. Cuando pones algo así, te expones tanto a lo bueno como a lo malo.

Habrá quien diga que es una maravilla, y habrá quien diga que no le gusta o que qué tiene que ver esto con la Navidad. Todos los años hay polémica. Yo siempre respondo lo mismo: “pues esto tiene que ver con la Navidad porque es el sorteo de Navidad, señores”. Uno de los momentos más esperados de estas fiestas es precisamente el sorteo del 22 de diciembre. Y aquí está, bien clarito: “Sorteo de Navidad”.

Al final, lo importante es que la gente venga, lo vea y se contagie de esa ilusión. Lo demás es secundario. Pero sí, esa frase de “La ilusión de este año cae aquí” me gusta mucho como eslogan.

Al terminar la entrevista, Soledad repasa mentalmente si le falta un detalle más en esta administración de lotería imaginaria en Tomelloso, levantada a base de trabajo, creatividad y reciclaje, un espectáculo visual para el barrio que como ya he comentado anteriormente ya se puede visitar.

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