El presidente de ASAJA y vicepresidente del COPA, Pedro Barato, ha trasladado este jueves el mensaje del campo español desde una manifestación en Bruselas que, según recordó, “ya estaba anunciada hace bastante tiempo” y que ha vuelto a situar la protesta agraria en el corazón político de Europa. Para Barato, la movilización responde a una demanda directa “fundamentalmente a la Comisión, pero también al Consejo”, ante una propuesta que, en su opinión, supone “la ruina del campo europeo” y, de forma particular, del campo español.
En su intervención, Barato ha resumido el malestar del sector con una idea central: “No se nos puede pedir hacer más cosas por menos”. En ese mismo hilo, ha denunciado que se exijan “más sacrificios por terceros países cuando no existe la reciprocidad”, y ha interpelado a los gobiernos que afirmaban respaldar las llamadas cláusulas espejo: “Algunos gobiernos decían que a las cosas de espejo estaban, yo les pregunto: ‘¿dónde están?’”. A su juicio, el mensaje del campo europeo se repite con contundencia: “vuelve a decir basta”.
El dirigente agrario ha advertido de que las decisiones actuales pueden tener consecuencias estructurales. “Están poniendo en riesgo la seguridad alimentaria”, ha asegurado, y ha añadido que también se pone en cuestión la Política Agrícola Común, a la que definió como “la única que queda dentro de este lío que tenemos aquí”. En este punto, Barato ha introducido una reflexión que, según indicó, se escucha con frecuencia en España: “¿Cómo es que cada día estamos menos agricultores y cada día hay más funcionarios de agricultura? ¿Para qué?”.
Barato ha vinculado esa situación con compromisos que, a su entender, se diluyen en el tiempo: apoyo a jóvenes agricultores, a los mayores, a la España vaciada y a las zonas rurales. En ese contexto, ha señalado que incluso “se han devuelto muchos dineros de los fondos”, y ha insistido en el propósito de la movilización: “Hemos venido a decir basta”.
En su crítica a la presidencia de la Comisión Europea, Barato ha reclamado “poner orden” y ha sostenido que lo comprometido “en el año 24” no se ha cumplido: “No ha cumplido nada. Nada, nada, casi nada”. También ha expresado preocupación por el marco financiero futuro, planteando dudas sobre cuánto se recortará y subrayando el efecto de la inflación: “¿Cuánto va a bajar 28? Sin la inflación, porque si le cortamos la inflación saldría a 32”. Junto a ello, ha cuestionado el rumbo del segundo pilar, al que se refirió como un elemento que “desaparece y lo llevamos a un fondo, no sabemos cómo está”. Ante la reunión prevista con la presidenta de la Comisión, Barato confió en que se produzca una rectificación o, al menos, un compromiso explícito para frenar la deriva: “Esto no puede seguir así”.
El presidente de ASAJA dejó clara la posición de su organización y anticipó un escenario de continuidad en la protesta si no hay cambios: “Si hay que volver a Bruselas, volveremos a Bruselas”. Y amplió el alcance de esa advertencia al plano nacional: “Si hay que estar en las calles y en las carreteras de nuestro país, estaré ahí”. Para Barato, la combinación de políticas de la PAC y acuerdos con terceros países hace inviable la actividad en numerosas explotaciones: “Con los acuerdos con países terceros… la verdad es que el sector no puede funcionar”. Aun así, reivindicó el papel del sector español: “El sector español está dando ejemplo de hacer las cosas bien”.
En el repaso de la coyuntura, Barato aludió a crisis recientes y defendió que el sector cumple con estándares exigentes “no solo” en materia sanitaria, mientras denuncia que otros operadores trasladan riesgos al mercado: “Ahora otros tienen un problema que encima… lo mandan ilegalmente a nuestro país”. Con ese marco, reiteró su rechazo a la propuesta europea, que definió como “la ruina” y “la muerte del sector agrario”, especialmente para “muchas regiones pequeñas, medianas, grandes y de todo tipo”.
El dirigente también agradeció el seguimiento informativo y el interés del sector en España, “deseosa de oír alguna buena noticia”, y reiteró que la organización mantendrá el pulso social si la situación no cambia: “Hemos dicho hoy basta” y, si fuera necesario, lo repetirán “en las carreteras, y en las provincias y en las regiones españolas”. En su diagnóstico, la conclusión es inequívoca: “Esta política arruina al campo español”.
Ya en el tramo final, Barato puso ejemplos concretos para explicar el impacto de determinadas medidas y, especialmente, de la falta de reciprocidad en el comercio exterior. “Yo soy productor de remolacha” y recordó que en España tiene prohibido utilizar “un neonicotinoide”, mientras que en otros países no existe esa restricción: “Yo tengo prohibido utilizar… en España. Sin embargo, ellos no tienen prohibido utilizar ese neonicotinoide”. Con esa asimetría, resumió el efecto sobre el mercado: “La remolacha no va a venir, pero el azúcar sí”.
También mencionó el caso de Brasil y la carne hormonada, asegurando que el propio país habría reconocido dificultades de control: “Brasil ha dicho que no es capaz… de controlar con temas de la carne hormonada”. A partir de ahí, alertó de un posible incremento de entradas: “Que nos van a inundar de carne hormonada”. En paralelo, admitió que algunos acuerdos podrían ser positivos para sectores concretos: “¿Esto puede ser beneficioso para el aceite de oliva y para el vino? Sí”, aunque subrayó que los periodos transitorios —“uno de nueve años y otro de doce años”— limitan, en la práctica, la capacidad de exportación inmediata: “No podemos exportar todo lo que tenemos”.
Barato cerró reivindicando una visión abierta del mercado, pero condicionada a un principio que considera irrenunciable: “A mí me gusta el mercado, y me gusta exportar, y me gusta importar, pero con una condición: reciprocidad, y en las mismas condiciones”.
