El viceportavoz parlamentario del Partido Popular de Castilla-La Mancha, Santiago Serrano, ha replicado este lunes a García-Page que “seguirá haciendo caja con la inflación” y consolidando una fiscalidad “abrasiva” y poco competitiva tras el anuncio del presidente socialista por el que ha indicado que los impuestos seguirán congelados lo que queda de legislatura.
De esta forma se ha expresado el diputado autonómico de los populares que ha pedido a Page “que deje de mentir y buscar el titular fácil” ya que es “perfectamente consciente” de que la inflación es un impuesto extra para el bolsillo de los castellanomanchegos, que sufren la mayor subida de precios de todo el país.
Prueba de esta mentira es la puesta en marcha del nuevo impuesto al agua, como es el caso del canon del agua que ya están pagando todos los vecinos de Castilla-La Mancha, por lo que “darse golpes de pecho con la política impositiva del gobierno regional es, poco más, que una muestra más del cinismo político del que Page hace gala cada día”.
A estos datos, Serrano ha sumado el dato de renta per cápita en nuestra tierra, que coloca a la región en el quinto puesto por la cola, y dando como resultado en el último informe del INE un aumento de la brecha respecto a la media nacional, que se ha incrementado hasta los 6.045 euros, distanciándonos además de la media europea hasta los 13.282 euros.
Incidiendo en dicho asunto, el diputado autonómico de los populares ha recordado que Castilla-La Mancha cuenta con 730.000 personas en situación de pobreza o exclusión social, algo que “nos reafirma en la idea de que los castellanomanchegos son, cada año, más pobres”, mientras que Page está recaudando “en cifras récord”.
Pide dejar los titulares en el sector primario y gestionarlo con seriedad
En otro orden de cosas, Santiago Serrano ha insistido en pedir a Page que deje su política de titulares vacíos y que gestione con seriedad la Agricultura y la Ganadería de la región, ya que tiene el sector primario “totalmente abandonado y desatendido” y pasa por uno de sus peores momentos, con crisis sanitarias como la de la lengua azul, que se ha gestionado sin rigor alguno, o con el “olvido absoluto” a asuntos tan relevantes como la incorporación de los jóvenes a la actividad agraria.














