Dormir bien empieza por cuidar el lugar donde descansas, y quienes han probado Maxcolchon lo cuentan con naturalidad, pues es normal que noten mejores mañanas y una sensación de calma al meterse en la cama.
A continuación hablaremos sobre materiales, firmeza y medidas para que elijas con criterio la opción que encaje contigo y que cambie tu noche a mejor.
El colchón adecuado, ese primer gran cambio
A menudo el punto de inflexión llega cuando el colchón se ajusta al cuerpo. La viscoelástica, por ejemplo, se valora por su acogida, pues reparte el peso, reduce presión en hombros y caderas y ayuda a mantener la columna en buena posición. Además, fíjate en la densidad de la visco (a partir de 50 kg/m³ ofrece mejor durabilidad y soporte) y en el grosor de la capa viscoelástica: de 3 a 5 cm suele aportar una buena “acogida” sin hundimiento. Si quieres explorar opciones y comparar alturas y firmezas, puedes empezar por comprar colchones viscoelásticos, donde es sencillo orientarse entre las colecciones más populares.
Hay otro detalle que muchos mencionan, que es la estabilidad. Un buen núcleo y una base compatible minimizan el movimiento y hacen la noche más silenciosa; lo que es ideal, pues evita microdespertares y mejora la continuidad del sueño. Si duermes en pareja, los muelles ensacados favorecen la independencia de lechos; si priorizas homogeneidad y ligereza, un núcleo HR de alta resiliencia es una opción estable y de mantenimiento sencillo.
Por otro lado, una almohada que sostenga el cuello sin hundirse y una ropa de cama agradable al tacto prolongan la vida del colchón y mantienen una sensación de frescor constante. Elige tu almohada según tu postura, baja-media para dormir boca abajo, media para boca arriba y algo más alta y adaptable si duermes de lado. Por otro lado, los protectores con membrana transpirable protege contra manchas sin añadir calor.
Medidas y firmeza
Elegir tamaño correcto afecta a cómo te mueves por la noche. Quién necesita un poco más de espacio encuentra en colchones 105×190 un formato muy práctico gracias a que cuenta con un ancho suficiente para dormir cómodo sin ocupar media habitación. Recuerda dejar al menos 10–15 cm desde tu estatura hasta el largo del colchón, y prioriza más ancho si te mueves mucho o duermes acompañado. En dormitorios dobles, 150×190 o 150×200 equilibran espacio y confort; para personas altas, valora 200 cm de largo.
La firmeza merece su propia reflexión, pues si duermes de lado, una acogida más suave suele aliviar puntos de apoyo; si lo haces boca arriba o boca abajo, un soporte más firme ayuda a mantener la alineación. Ten en cuenta tu peso, porque a mayor peso, conviene subir medio punto la firmeza para evitar hundimientos; si eres muy ligero, una firmeza media-suave suele resultar más confortable. En las fichas de producto verás escalas de firmeza y materiales, como por ejemplo: visco (material sensible al calor que se adapta al contorno), HR (espuma de alta resiliencia) o muelles ensacados (soporte con independencia de lechos). Una tapa superior acolchada con fibras hipoalergénicas también mejora la primera sensación sin alterar el soporte del núcleo.
La temperatura, por último, también es importante, y los tejidos transpirables y núcleos ventilados evitan el calor acumulado. Quienes viven en climas cálidos o comparten cama lo agradecen, porque la noche transcurre sin problema y el descanso se vuelve más continuo; busca tejidos con alto gramaje y estructuras abiertas (3D o air-mesh) y, si eres caluroso, prioriza muelles ensacados frente a espumas muy cerradas.
Entonces podemos decir que para dormir como un rey se debe elegir un colchón que se adapte a tu cuerpo, con una medida que te permita moverte con libertad y un conjunto de piezas que trabajen en equipo. Si te apetece hacer algunas compras, tómate tu tiempo para comparar, prueba si puedes y elige con calma.
