Estamos en plena recolección de nuestras uvas y , en principio, la vendimia se presenta con cierta normalidad después de una campaña con algunas curiosidades que no han sido tan comunes como en otras campañas o, por expresarlo de otra forma, con algunas pequeñas variaciones en cuanto a la climatología, como anotación quizá más diferente, comparada con campañas anteriores.
Así, podemos definir que la primavera ha sido favorable para la recuperación de las cepas a los inicios de la brotación, que se ha desarrollado con normalidad.
Co o nota distintiva podemos señalar que ya, a finales de primavera, las temperaturas han sido las que han marcado una diferencia significativa, pues el calor se ha presentado de forma temprana con unas graduaciones fuera de la época del desarrollo primaveral.
El efecto inmediato de este anticipo produce en las cepas un intento de desarrollarse lo más rápido posible y no se han dado descanso, puesto que tuvimos un pequeño periodo que incluso las temperaturas nocturnas han sido más altas de la habitual, provocando una vegetación más rápida y con más vigor, haciendo necesario una mayor protección de alimentación al suelo para las cepas o incluso con tratamientos para favorecer el desarrollo, puesto que el exceso de vegetación produce un desarrollo foliar mayor y, por lo tanto, mayores necesidades alimenticias y de humedad en las raíces de las plantas.
Esta situación ha ido desarrollándose sin que posteriormente se hayan producido nuevas precipitaciones y, aunque, los riegos se hayan podido demorar, el crecimiento y desarrollo de las uvas en los racimos se ha ido precipitando, dando como consecuencia un ligero adelanto posterior en la maduración, especialmente, en las variedades tempranas, que han alcanzado rápidamente su madurez y su graduación, tenido que adelantar en lo posible la recolección de estas variedades.
Con relación a las variedades de recolección en fase normal, como el caso de la variedad Airén y otras, la recolección se está desarrollando con normalidad, dependiendo del tipo de plantación.
La riqueza en el grado de las uvas se puede considerar normal y la recolección se desarrolla de forma tradicional.
Mencionar el daño producido por ataques de pedrisco que ,en algunos parajes, han resultado muy importantes con una merma considerable de las uvas y daños en los tallos de la cepa, que, indudablemente van a suponer una disminución en la producción global.
En cuanto plagas, enfermedades y/o carencias, han existido con mayor o menor importancia las normales: cenicilla; tuberculosis; inicio de propagación de mildiu, que podemos considerar como poco importante, salvo caso puntuales; araña amarilla provocado por la anticipación de la primavera.
En definitiva, como es propio de cada campaña, algunas pequeñas variaciones en relación con años anteriores poco significativas, esperando una producción global media similar a la campaña anterior.
Ángel Bernao














