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viernes, diciembre 12, 2025
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Cáritas Tomelloso atiende a más de 1.300 personas en 2025 donde este año convertirá la Navidad en un tiempo de ayuda y esperanza

Cáritas Interparroquial de Tomelloso presenta el balance del año, denuncia la crisis de vivienda y la precariedad laboral que golpean especialmente a personas migrantes en situación administrativa irregular, y lanza su campaña de Navidad bajo el lema «hagamos que tener una vida digna deje de ser cuestión de suerte».

Cáritas Interparroquial de Tomelloso ha presentado hoy en una rueda de prensa su balance anual y la campaña de Navidad en un encuentro con medios en el que la entidad ha vuelto a poner rostro y datos a una realidad social cada vez más compleja. Acompañada por su delegado interparroquial, Antonio López, la presidenta de Cáritas Interparroquiial de Tomelloso, Teresa Requena ha resumido el ejercicio con una frase que lo dice todo: «este año no ha sido ni menos complicado ni más complicado que los últimos años», pero la presión sobre las familias vulnerables no deja de crecer.

Desde la organización se subraya que cada semana llegan entre cinco y seis personas nuevas que no habían sido atendidas antes. A los problemas que traen consigo se suman otros estructurales, especialmente el acceso a la vivienda, que la entidad califica de «sangrante» tanto en la localidad como a nivel nacional.


Vivienda inalcanzable y expectativas rotas

Cáritas constata que muchas personas llegan con la expectativa de encontrar trabajo en el campo o en el sector servicios, pero se topan con una realidad muy distinta. La entidad explica que quienes desean trabajar con más urgencia son, con frecuencia, quienes no cuentan con la documentación necesaria; mientras que quienes sí la tienen a menudo se enfrentan a empleos físicos muy duros para los que no se sienten preparados.

En estos momentos, las ofertas de trabajo son escasas por la época del año y una parte importante de las personas acompañadas no puede acceder al sector servicios por falta de formación específica o por la barrera del idioma. Paradójicamente, muchas de ellas cuentan con estudios superiores, incluso con varias titulaciones, pero no pueden homologarlas, lo que les aboca a empleos precarios y mal remunerados.

La entidad habla de «situaciones sangrantes» cuando la ilusión con la que se llega se encuentra de frente con la imposibilidad de regularizar la situación administrativa, acceder a un empleo digno o encontrar una vivienda en condiciones. No se trata solo de individuos: padres y madres con niños, mujeres jóvenes solas, familias partidas entre distintos países y continentes que muchas veces ni siquiera saben dónde están unos y otros.


Acompañar en la desesperación… con recursos limitados

Cáritas admite que la desesperación que viven muchas de estas personas termina calando también en el equipo: «la desesperación nos cunde a nosotros con ellos en el acompañamiento», reconocen desde la entidad, al constatar que no siempre pueden dar la respuesta que querrían.

Aun así, la organización insiste en que sigue caminando «serena y tranquila», llegando “a todo lo que puede y un poco más de lo que no puede”, gracias al trabajo coordinado de voluntariado y personal técnico, y a la colaboración en red con otras instituciones. Cada semana sigue entrando gente nueva, y el flujo no se detiene.

Según los datos presentados, el grueso de las personas atendidas procede del continente africano, aunque también se registra una presencia muy significativa de personas llegadas de distintos países del continente americano. A ello se suma la atención continuada a personas procedentes de otras zonas del continente europeo, incluidos territorios en conflicto del Este.

En el último mes, por ejemplo, la entidad ha atendido a siete personas procedentes de una región en guerra en Europa oriental, una cifra que, aunque no es elevada en términos absolutos, sí resulta significativa tras un periodo sin apenas llegadas desde esa zona.


Más de 1.300 personas acompañadas y una realidad oculta sin papeles

A lo largo del año, Cáritas Interparroquial de Tomelloso ha atendido a 1.301 personas registradas en su sistema de información, con ficha completa y proceso de acogida. Los beneficiarios directos, es decir, quienes han recibido algún tipo de ayuda o acompañamiento, han sido 1.191, mientras que las personas que viven en hogares o núcleos familiares atendidos alcanzan también las 1.301.

La entidad advierte de que estas cifras no reflejan toda la realidad, porque existe un número importante de personas que, por no tener documentación, no pueden acudir a los servicios sociales públicos y encuentran en Cáritas prácticamente la única puerta a la que llamar. La organización conoce esa bolsa de población invisible y asegura que es muy numerosa.

Para comprender la situación real, Cáritas cuenta con tres o cuatro personas dedicadas a visitar los hogares, ya que, en muchos casos, la realidad que se encuentra sobre el terreno no se corresponde con la documentación presentada. Es en esas visitas donde aflora con crudeza el problema de la vivienda: hacinamiento, alquileres abusivos, propietarios que se lucran a costa de la vulnerabilidad, tanto si son compatriotas como si son vecinos de la zona.

La responsable de la entidad subraya que «esto no es normal que esté pasando» ni en el país ni en una localidad como Tomelloso, pero recuerda que Cáritas no puede cambiar las leyes ni sustituir a las administraciones.


El rostro de la pobreza: mujer y persona migrante en situación irregular

En cuanto al perfil, Cáritas ha atendido 725 hombres y 576 mujeres en las acogidas. Llama especialmente la atención el incremento de mujeres que llegan solas con bebés o con niños muy pequeños, a menudo en situaciones de extrema vulnerabilidad. El contraste cultural hace que algunas de estas realidades resulten todavía más llamativas cuando se observan desde el contexto local.

La entidad señala que muchas mujeres viven solas con sus hijos, mientras sus parejas figuran empadronadas en otros lugares, lo que dificulta el acceso a derechos y recursos. Al mismo tiempo, se detecta un movimiento de retorno desde grandes ciudades hacia localidades como Tomelloso, motivado por el coste inasumible de alquileres y transporte en los núcleos urbanos.

Cáritas constata que cada vez acude menos población autóctona en comparación con años anteriores, aunque las familias locales que sí llegan lo hacen con situaciones muy críticas: deudas, sobrepagos, pérdidas de empleo o bajadas drásticas de ingresos que requieren apoyos puntuales de dos o tres meses.

El colectivo de una conocida minoría étnica también ha disminuido su presencia en Cáritas gracias a nuevas oportunidades laborales, pero cuando acude lo hace, igualmente, con necesidades muy acusadas. En esos casos, la organización insiste en que su principal ayuda es la escucha respetuosa y el acompañamiento, además del apoyo en alimentos, ropa, farmacia o, de forma muy puntual y en coordinación con servicios sociales, billetes de transporte.

Desde Cáritas se resume así la fotografía del momento: «la pobreza tiene rostro de persona migrante en situación irregular, en situación administrativa precaria». Ese es, hoy, el perfil de quienes se sitúan en los márgenes de la sociedad, del mismo modo que hace quince o veinte años lo fueron otros colectivos.


Talleres, educación y apoyo psicológico: mucho más que ayuda material

La acción de Cáritas no se limita al reparto de alimentos o ayudas económicas. A lo largo del año se han desarrollado diferentes talleres educativos y formativos, con especial demanda de clases de castellano para personas adultas que buscan mejorar su integración y sus posibilidades laborales.

Aunque este año han pasado menos personas por algunos talleres específicos (en torno a 50–60), la demanda en otros programas se mantiene alta. En el ámbito educativo, la entidad destaca el buen funcionamiento de los talleres de apoyo a la Educación Secundaria, donde un grupo de profesores voluntarios —muchos de ellos con larga trayectoria docente— acompaña al alumnado con resultados muy positivos: los aprobados muestran que el trabajo da fruto.

En paralelo, la entidad atiende situaciones complejas en el plano psicológico y familiar. La acogida requiere indagar con delicadeza en la vida personal de personas desconocidas que se sientan por primera vez al otro lado de la mesa para contar su historia. Cáritas considera que el hecho de que tantas personas sigan confiando en la entidad y en su equipo es, en sí mismo, un motivo de agradecimiento y esperanza.

De cara al futuro inmediato, la organización desea que el próximo año traiga salud y trabajo a las personas y familias acompañadas, convencida de que, con esas dos bases, se puede reconstruir una vida digna. Desde su identidad cristiana, la entidad confía en que «el nacimiento del Niño Dios nos ayude en el camino», y recuerda que, a lo largo del año, no ha caminado sola: el voluntariado, las trabajadoras y hasta el equipo de portería —que realiza una labor silenciosa pero crucial de contención cuando la gente llega con angustia— son piezas clave para sostener el día a día.


Campaña de Navidad: «Mientras haya personas, hay esperanza»

En la segunda parte de la rueda de prensa, Antonio ha presentado la campaña de Navidad de Cáritas, en línea con la propuesta a nivel nacional. Bajo la idea central de que «mientras haya personas hay esperanza», la entidad reivindica que la dignidad humana no dependa de la suerte.

El lema de este año, «hagamos que tener una vida digna deje de ser cuestión de suerte», interpela a una expresión muy extendida: «qué suerte hemos tenido de haber nacido aquí». Cáritas cuestiona esa mirada y se pregunta qué habría pasado si cualquiera hubiera nacido en una región remota, aislada o empobrecida de otro continente.

La entidad plantea una reflexión de fondo: la dignidad no puede ser una lotería, sino el resultado de una sociedad más justa, en la que derechos como la vivienda, el empleo, la educación, la salud, la seguridad o la posibilidad de llegar a fin de mes no dependan del azar, sino de políticas y estructuras que pongan a la persona en el centro.

Para esta Navidad, Cáritas propone cuatro claves espirituales y sociales:

  • Perseverar frente al cansancio y la frustración.
  • Confiar en el ser humano y en la fraternidad.
  • Creer desde la identidad compartida de hijos de Dios.
  • Amar de verdad, con gestos concretos.

Y las traduce en cuatro gestos sencillos pero profundos: alumbrar las sombras, acoger a quien es diferente, caminar hacia el reencuentro en espacios de diálogo y imaginar y construir un mundo mejor empezando por el entorno más cercano, incluida la mesa de Navidad, donde tantas veces afloran tensiones familiares.


Mercadillo solidario, colegios implicados y la visita de los Reyes

La campaña navideña en Tomelloso se concreta en varias acciones. Entre ellas, destaca el Mercadillo Solidario, que se celebrará en la Posada de los Portales desde el viernes hasta el domingo, con inauguración prevista el viernes a las 18:00 horas. El objetivo es recaudar fondos y, al mismo tiempo, visibilizar la labor de Cáritas y la importancia de la solidaridad local.

Paralelamente, se está desarrollando una campaña en colegios e institutos, que están invitando a Cáritas a recoger alimentos y otros productos. Para la entidad, que niños, niñas y adolescentes hablen en las aulas sobre pobreza, justicia social y solidaridad es una señal de esperanza: sembrar sensibilidad hoy es construir un futuro más justo mañana.

Como cada año, Cáritas se declara «amiga especial» de los Reyes Magos. El día 22 por la tarde, los Reyes realizarán una visita previa para “tomar el pulso” al pueblo y preparar la noche de Reyes. En este primer encuentro están invitadas 46 familias y 94 niños y niñas, en su mayoría procedentes de hogares acompañados por Cáritas. Será un espacio para escuchar, compartir y organizar la entrega de regalos de forma digna y cuidadosa.

El programa navideño incluye también una comida de voluntariado, una tradición consolidada desde hace años, que se celebra en las instalaciones de Cáritas y no en un restaurante externo. Es un gesto sencillo pero cargado de simbolismo: compartir un cocido en comunidad y agradecer la entrega discreta de quienes sostienen la acción diaria.


Una cocina industrial al servicio de la dignidad: proyecto de formación y sueño de empresa social

Mirando más allá de la Navidad, Cáritas está trabajando en la reforma de su cocina industrial, con la vista puesta en un proyecto de formación para el empleo. La idea es aprovechar ese espacio y el salón anejo para poner en marcha cursos de cocina y de servicio de sala con titulación oficial, en colaboración con la administración autonómica u otras entidades acreditadas.

La entidad insiste en que la mayor dignidad es poder tener un trabajo, y quiere que las personas formadas puedan salir con un título reconocido, no solo con un curso informal. Se estudian aspectos técnicos y legales (capacidad de la cocina, metros por persona, condiciones de seguridad e higiene, etc.) para que la formación sea rigurosa y útil.

En un horizonte más ambicioso, Cáritas sueña con la posibilidad de crear una empresa de inserción social en el ámbito del catering, algo poco explorado en la región. La idea sería unir la necesidad de formación y empleo de las personas acompañadas con la demanda real de servicios de restauración en la localidad, donde existen numerosos restaurantes y centros educativos.

Por ahora, se trata de un proyecto «cocinado a fuego lento», que requiere financiación, socios y encaje normativo. Pero la entidad lo plantea como un sueño propio de este tiempo de Navidad: unir cocina, empleo y dignidad, para que cada año 8, 10 o 12 personas puedan obtener una formación sólida y una oportunidad real de inserción laboral.


Una llamada a la responsabilidad compartida

Cáritas Interparroquial de Tomelloso concluye su balance con una doble convicción: por un lado, la realidad es dura, haya “muchas decepciones y muchas ilusiones”; por otro, cada persona acompañada importa, aunque solo se pudiera ayudar a una.

La entidad recuerda que «mientras haya personas, hay esperanza» y que construir una sociedad en la que la dignidad no dependa de la suerte es una tarea compartida entre instituciones, administraciones, empresas y ciudadanía.

En ese camino, Cáritas seguirá haciendo lo que sabe hacer: acoger, escuchar, acompañar y denunciar, desde la cercanía diaria y con la vista puesta en un futuro donde la pobreza deje de tener el rostro de quien llega con una maleta llena de sueños y se encuentra con puertas cerradas.

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