La Plataforma STOP Biometano Tomelloso se ha presentado públicamente esta tarde a las 17:30 horas en Tomelloso ante los vecinos y vecinas de la localidad para explicar su postura ante el proyecto de macroplanta de biometano que pretende instalarse en el término municipal. En el acto han intervenido portavoces de Tomelloso y representantes de otras plataformas de la provincia, procedentes de Arenales de San Gregorio, Campo de Criptana y Socuéllamos, todos ellos preocupados por el impacto del proyecto en la salud, el medio ambiente y el futuro económico de la comarca.
La plataforma y sus portavoces, Nuria Moraga y Javier Villoldo, que se define como vecinal, apolítica y apartidista, ha dejado claro que su objetivo principal es “adquirir información lo más verídica posible sobre este proyecto o macroproyecto” y reclamar al Ayuntamiento de Tomelloso y al equipo de Gobierno “transparencia” en todo el proceso. Subraya que lo único que busca es información fidedigna sobre la industria de gas que se pretende implantar y sus efectos reales en el entorno.
Según han explicado sus portavoces, la plataforma surge de la “preocupación por la falta de transparencia” y por el convencimiento de que el municipio no genera, por sí solo, los residuos necesarios para alimentar una planta de estas características. A ello se suma el temor a “repercusiones y riesgos muy claros sobre la salud, sobre la salud de nuestros suelos y, sobre todo, sobre el futuro de estas poblaciones en riesgos medioambientales y económicos”.
La plataforma reconoce que Tomelloso arrastra históricamente problemas con ciertos residuos, como las vinazas y otros subproductos vinculados a la actividad vitivinícola. Sin embargo, insiste en que no se trata de una negativa absoluta a cualquier tipo de planta, sino de una exigencia de información amplia, técnica y concreta, acompañada de reuniones con el Ayuntamiento, cooperativas y empresas del sector para “ver lo que ciertamente necesitamos, no lo que nos quieran imponer”.
En este sentido, los portavoces denuncian que la sensación general es que “se nos oculta algo” y reclaman un “horizonte bien claro de lo que se pretende hacer”. La plataforma anunciará la petición formal de una reunión con el equipo de Gobierno y contactos con alcoholeras y otras industrias afectadas
Uno de los puntos más sensibles afirmaron es la desconfianza hacia el grupo Azora, promotor del proyecto. La plataforma afirma abiertamente que “no se fía” de la empresa y asegura que la información de la que dispone es “muy negativa”. Para ilustrar su postura, uno de los intervinientes recurre a una comparación doméstica: “La idea es que yo voy a reparar la caldera de mi casa, que es un elemento muy delicado, y voy a buscar el mejor técnico. Nosotros no nos fiamos de Azora como no debería fiarse nuestro equipo de Gobierno”.
El objetivo declarado de la plataforma es claro y se ha expresado sin rodeos: “parar la macroplanta del grupo Azora”, al tiempo que se abre un debate serio y profundo sobre la gestión de residuos en la comarca. Los representantes vecinales subrayan que “esto no se acaba aquí” y que su intención es permanecer activos “hasta que se trate el tema de los residuos como merece”.
Durante la convocatoria se ha recordado que en Tomelloso ya existen pequeñas plantas de producción de biogás y que las balsas asociadas a estos proyectos “no son un medio seguro”, puesto que “siempre tienen pérdidas, filtraciones”. La plataforma considera que el conflicto será largo, pero asegura contar con fuerzas y convicción: “Confiamos muchísimo en que el futuro de los pueblos de La Mancha es proteger el medioambiente y la salud, y que la tierra tenga un valor para la gente que quiere vivir aquí”.
La rueda de prensa ha contado también con la voz de otras plataformas vecinales. Eva María Violero ha intervenido en nombre del pueblo de Arenales de San Gregorio, localidad que quedaría a apenas cinco kilómetros de la macroplanta prevista. “Somos los primeros afectados desde el minuto uno”, ha señalado, agradeciendo a la Plataforma Biometano Tomelloso que les haya acogido a pesar de que la planta “va en su territorio”. Su mensaje ha sido rotundo: “No la queremos, no la queremos en ningún sitio”.
Desde Campo de Criptana, Juan Miguel García Panadero ha participado como representante de la plataforma local. Ha destacado que las plataformas de la provincia están ya unidas y ha mostrado su sorpresa por el hecho de que “pueblos de la Mancha que viven de la viticultura abracen proyectos de este tipo”, cuando denominaciones de origen como Toro, Ribera del Duero o La Rioja rechazan abiertamente estas instalaciones por el potencial daño a sus productos.
García Panadero ha insistido en que “se está diciendo que no son plantas seguras” y que “pueden llegar a provocar problemas medioambientales de todo tipo y inseguridad”. También ha mencionado casos recientes que sirven como referencia para la comarca: la planta de Balsa de Ves, que califica de “caos a nivel de contaminación”, y la planta de Noez, cuyos efectos, según afirma, están causando “auténticos problemas” en el pueblo de Casas Buenas, “con gente que tiene que ir al hospital por problemas de respiración”.
Otra cuestión que genera inquietud es que, según exponen, el proceso de biometanización no habría sido valorado adecuadamente desde el punto de vista sanitario, hasta el punto de que la propia Consejería de Salud ha tenido que presentar alegaciones a estos proyectos. “Nos genera muchísimas dudas y pocas certezas”, resumen.
Finalmente, ha tomado la palabra Luis Francisco, portavoz de la Plataforma Stop Biometano de Socuéllamos, que ha recordado que su municipio también se enfrenta a dos proyectos de este tipo. Ha explicado que se han desplazado hasta Tomelloso para informarse y, al mismo tiempo, para compartir su experiencia: “Venimos, si podemos, también a informar y a decir qué inconvenientes tiene este tipo de planta”.
Luis Francisco ha recalcado que, aunque la planta proyectada se sitúe a unos 15 kilómetros, estará “muy cerca de otras poblaciones” y tendrá una “afección importante, sobre todo para el agua, el medio ambiente y las personas que están alrededor, a pesar de la distancia”. Por ello, ha insistido en la necesidad de “decir la verdad, y decirla clara y llanamente” y ha ofrecido el respaldo de su plataforma: “Contad con nuestro apoyo y aquí estamos para ello”.
Posteriormente, Javier Moreno, especialista en medioambiente y temas sociales con raíces en Tomelloso, ofreció una charla en la que expuso con detalle los riesgos que, a su juicio, implica la planta de biometano proyectada en el término municipal. Visiblemente emocionado por la respuesta vecinal, agradeció la asistencia del público y recordó que “la naturaleza puede vivir sin nosotros, pero nosotros no podemos vivir sin la naturaleza”, una idea que pidió mantener siempre presente. Enmarcó su intervención en el plan de biometanización de la Junta, todavía en exposición pública, que prevé entre 113 y 280 plantas de biometano, de las cuales entre 10 y 20 podrían ubicarse en la comarca de Tomelloso, y denunció que este modelo suele estar ligado a grandes fondos de inversión y a una economía orientada a la exportación más que al beneficio directo de la población.
En su explicación sobre cómo funciona una planta de biometano, comparó el sistema con “un restaurante” en el que entra una mezcla de residuos ganaderos, agrícolas e incluso harinas de cadáveres de animales, que se transforman en biogás mediante digestores anaerobios. Tras el upgrading, el biogás se convierte en biometano, pero queda un residuo llamado digestato, que presentó al público para evidenciar su impacto en forma de olores. Aunque se vende como fertilizante, insistió en que, tal como sale, no es un producto sano ni equilibrado y requeriría tratamientos adicionales. Advirtió de las fugas de metano que pueden producirse en estas instalaciones —en torno al 5 % según estudios internacionales— y señaló ejemplos de Alemania y de la planta de Noez–Casasbuenas (Toledo), donde ya se han registrado quejas vecinales por malos olores, molestias y falta de una normativa suficientemente garantista.
En el plano local, Moreno cuestionó las cifras de residuos disponibles en Tomelloso, señalando que, según el Inventario de Residuos de 2020, se generan unas 52.478 toneladas de vinazas frente a las 113.500 que maneja la empresa, y que la planta necesitaría alrededor de 227.000 toneladas de materia prima, por lo que una gran parte tendría que llegar de fuera. También alertó del impacto sobre el acuífero 23, ya declarado zona vulnerable a nitratos, si el digestato se esparce en los campos, lo que podría encarecer el agua potable y deteriorar la calidad agrícola y enoturística de la zona. Además, subrayó que la parcela elegida se encuentra en una zona de paso de aves esteparias y grullas, junto al río Pórcoles, y puso en duda que los beneficios económicos para el municipio compensen los riesgos, al recordar que el IAE está bonificado los primeros años y que los ingresos reales pueden ser muy reducidos frente a los costes indirectos en turismo, vivienda y reputación.
Por último, Moreno recalcó que sí existe margen de maniobra política para frenar o reorientar el proyecto, señalando que el llamado “acuerdo social” no es obligatorio por ley y que el Ayuntamiento tiene la potestad sobre las licencias urbanísticas y el planeamiento, como ya han demostrado otros municipios que han dicho “no” a instalaciones similares. Insistió en que el movimiento ciudadano no va contra el Ayuntamiento ni contra ningún partido, sino que busca que el alcalde y la corporación reflexionen sobre si esta planta es realmente buena para el pueblo. Animó a aprovechar el periodo de exposición pública para presentar alegaciones y a seguir informándose y participando, rematando con la idea que atravesó toda su intervención: “sin naturaleza no hay vida, y sin gente informada no hay futuro para los pueblos”.
TURNO DE PREGUNTAS
En una asamblea vecinal muy concurrida, vecinos, agricultores, integrantes de asociaciones y representantes de las distintas plataformas de municipios cercanos expresaron con contundencia su rechazo a la proyectada macroplanta de biometano que se pretende instalar entre Tomelloso, Argamasilla de Alba y Arenales de San Gregorio.
Adrián López antes de dar el turno de preguntas a los asistentes aclaró varios detalles como el que a pesar de que la planta proyectada sea de 227.000 toneladas anuales de residuos podría crecer y que lo proyectado hoy no garantiza ni la misma tipología ni la misma cantidad de residuos en el futuro.
López citó el ejemplo de otra instalación similar en la provincia de Albacete, donde afirmó que una macrogranja y su planta asociada comenzaron con un proyecto de 19.000 toneladas y, tras sucesivas ampliaciones, ya manejan en torno a 39.000. “Si allí empezó con 19.000 y ya va por 39.000, ¿qué puede pasar aquí con 227.000 toneladas desde el primer día?”, se preguntó.
“Esto no es una depuradora de vinazas”: solo el 5 % se transforma en gas
También aseguró que el relato oficial que ha presentado el Ayuntamiento de Tomelloso como una solución al problema de las vinazas de la industria vitivinícola de Tomelloso no es así: “no se trata de una simple depuradora las mismas”
“De la basura, de la mierda —hablando claramente— que entre aquí, del 100%, solamente el 5% se va a transformar en gas. El resto, el 95 %, sigue siendo mierda que va a ser digestado”.
El digestato producido según López, se presentaría a los agricultores como un abono gratuito. Sin embargo, citó experiencias de otras zonas donde se ha aplicado este material supuestamente beneficioso. “Esa basura quema la tierra. Modifica la biota y el pH del suelo”, advirtió. Según aseguró, en esos municipios “los agricultores no lo quieren ni regalado”.
López y los asistentes remarcaron que el funcionamiento óptimo de este tipo de instalaciones y la generación de energía no es con vinazas, sino con purines de cerdo. “El funcionamiento óptimo para generar energía de estas plantas es con purines. Las mierdas de los cerdos”, resumieron.
Frente al argumento de que la planta procesaría “estiércol”, López añadió que el estiércol tradicional ya tiene salida en el campo: “El estiércol se lo rifan los agricultores para abonar sus tierras, porque va soltando poco a poco los nutrientes y no tiene el perjuicio que tiene el digestato”.
Un proyecto “copiado y pegado” y acusaciones de ocultismo
También denunció que el proyecto de Tomelloso sería “un copia y pega” de otros ya tramitados en Manzanares y otras localidades. “Literalmente cogieron los datos de Manzanares y los han pegado en Tomelloso”, comentó, mostrando su sorpresa ante la idea de que ambos municipios generen exactamente los mismos residuos.
Además, recordó que la empresa promotora habría sido sancionada por la Comisión del Mercado de Valores por ocultar información. A partir de ahí se habló abiertamente de “ocultismo” en torno al proyecto: “Lo que estamos viendo aquí es lo mismo: falta de transparencia y datos que no se explican al pueblo”, criticó
Preocupación por el procesamiento de animales y el papel del alcalde
Otro de los puntos más sensibles fue la posibilidad de que en la planta se procesen animales muertos y otros subproductos. “Lo que más me preocupa es que procesen nuevos animales, cadáveres. Eso, donde existe, se procesa. ¿Qué cantidad? La que la empresa considere oportuno”, avisó uno de los intervinientes.
En este contexto surgió una crítica frontal al Ayuntamiento de Tomelloso: “Lo que me preocupa es mi alcalde, que tenga tanto ocultismo”. Algunos vecinos llegaron a plantear que, si el alcalde conoce los riesgos y no los explica, es grave; y si no los conoce, “hay que decírselo” para que entienda las implicaciones del proyecto.
Agua, consumo y un “casi” que no cuadra
El consumo de agua de la macroplanta también fue objeto de debate. En el proyecto se habría trasladado la idea de que la instalación apenas necesitará recursos hídricos: “Te dicen que ni va a necesitar ni va a echar agua, que va a ser cero”, relató Javier Moreno, calificando de “imposible” ese escenario.
Los propios técnicos de la empresa, según se explicó en la asamblea, habrían reconocido recientemente que necesitarían “casi agua”. Ese “casi”, a juicio de los vecinos, revela que sí habrá un consumo hídrico, cuestión especialmente delicada en una zona ya afectada por la escasez de agua y las restricciones ambientales.
“Si tan bueno es, ¿por qué no lo hace la administración pública?”
Más allá de los datos técnicos, un asistente se planteó una cuestión de fondo: si el proyecto es tan beneficioso, ¿por qué lo impulsa un fondo de inversión privado y no una administración pública?. “Si es tan sumamente bueno, ¿por qué no se hace público? ¿Por qué tiene que venir una empresa que es un fondo especulativo?”.
Esa condición de fondo inversor, centrado en maximizar beneficios, llevó a muchos a desconfiar. Se habló de que “todo esto es especulación” y se recordó que ya ocurrió algo parecido con las plantas solares y los molinos eólicos, que atrajeron grandes cantidades de subvenciones y movimientos de capital.
Riesgos para la salud y caída del valor de viviendas y tierras
La asamblea también abordó las consecuencias sanitarias. Se citó la intervención de un experto, Máximo, que habría explicado en una charla previa en Tomelloso que existen estudios que muestran un incremento significativo de urgencias por afecciones respiratorias en un radio de entre 5 y 15 kilómetros alrededor de este tipo de plantas.
Los vecinos señalaron que esto podría afectar no solo a Tomelloso, sino también a Arenales de San Gregorio, Pedro Muñoz, Campo de Criptana, Socuéllamos y otros municipios cercanos. Además, se alertó sobre la posible depreciación de las viviendas y de las tierras agrícolas, así como del impacto sobre la imagen de productos con denominación de origen, citando los pronunciamientos contrarios de regiones como Duero o Rioja ante proyectos similares.
Todo ello, subrayaron, “a cambio de una planta que tiene una proyección de aproximadamente cinco puestos de trabajo”.
Metano, malos olores y la memoria de un Tomelloso que ya sufrió
Los testimonios personales dieron un tono especialmente emotivo a la asamblea. Un vecino relató su experiencia de hace unas décadas viviendo en el paseo de San Isidro, junto a una depuradora o instalaciones relacionadas con las vinazas: “En mi casa nos reventaba la cabeza del olor a metano. Teníamos que poner toallas debajo de las puertas y el váter se ponía negro”.
Según contó, el olor se colaba también por las alcantarillas en forma de humo, haciendo casi imposible la vida cotidiana. “Y eso era puntualmente y sería una mínima cantidad. Imaginaos si esto va en plan monstruoso”, advirtió, en referencia a la futura macroplanta.
Miles de camiones al año atravesando la comarca
Otro de los asuntos que más inquietud generó fue el tráfico pesado asociado a las 227.000 toneladas de residuos. Los cálculos expuestos hablaban de más de 7.000 camiones al año solo de entrada, suponiendo cisternas de 25–30 toneladas. Como el 95 % del residuo tendrá que salir de nuevo en forma de digestato, la cifra se duplicaría.
Además, se suman los vehículos más pequeños dedicados a la limpieza de fosas sépticas y transporte de animales, lo que podría elevar el tránsito a 15.000 o 20.000 vehículos anuales, sin contar los viajes de retorno. “El que venga de Alcázar no se va a ir a Alicante a dar la vuelta; pasará por Arenales”, ironizó uno de los ponentes, alertando de que esta presión de tráfico “puede hundir a Arenales”.
Una ubicación elegida por coste, no por impacto
Un interviniente explicó que la ubicación elegida no responde a criterios de protección vecinal, sino a razones puramente económicas: “La zona se ha escogido porque por allí pasa la cañería del gas natural y para la empresa, que es especuladora y solo busca rendimiento económico, es mucho más barato ponerlo ahí que acercarlo a Tomelloso”.
Recordaron además que la planta se ubicará junto al río Córcoles y muy cerca del Záncara, en un territorio donde ya se han denegado previamente proyectos de plantas fotovoltaicas y molinos eólicos por ser zonas encharcables. “A ver si ahora para esto sí se puede, y dejan de ser zonas encharcables de repente”, cuestionó un vecino afectado cuyo paraje se encuentra a apenas dos kilómetros de la futura instalación.
Nitratos, acuífero 93 y suelos “como una esponja”
La contaminación por nitratos y el riesgo para el acuífero 93 fueron otros elementos clave del debate. Se recordó que la zona está catalogada oficialmente como “vulnerable a nitratos”. Con el esparcimiento del digestato, advirtieron, la situación podría agravarse al punto de que se prohibiera la fertilización en ciertas áreas, algo que sería “desastroso para nuestra agricultura”.
Un participante de Arenales subrayó además la condición geológica del municipio: “Geológicamente Arenales son arenas. Es como una esponja. Cualquier vertido que haya en esta macroplanta va a ir abajo y nos lo vamos a beber los que vivimos del pozo”.
Posición de los ayuntamientos vecinos y un conflicto moral
Durante el turno de preguntas, surgió la cuestión de qué opinan los alcaldes de Arenales de San Gregorio y Pedro Muñoz. Una vecina de Arenales tomó la palabra para explicar que su ayuntamiento está “totalmente en contra” del proyecto y que ya han rechazado en dos ocasiones la instalación de macroplantas en su término municipal.
Sin embargo, ahora se encuentran con una macroplanta a tan solo cinco kilómetros de su pueblo. “Hemos conseguido que el pueblo crezca un poco, que llegue gente joven con niños, se han hecho sus casas… y ahora les dices que les viene esto. Es totalmente injusto”, lamentó.
Según relató, el Ayuntamiento de Arenales habría escrito al alcalde de Tomelloso, que habría respondido “que el proyecto está en su término municipal y que la responsabilidad es de la Junta de Comunidades”. “La mierda nos la tragamos nosotros, pero el término es suyo”, reprochó la vecina, generando asentimiento entre los presentes.
Subvenciones europeas y temor a una ola de macrogranjas
La asamblea concluyó señalando el papel de las subvenciones europeas como motor de este tipo de proyectos. Según se explicó, las ayudas se destinan principalmente a tratar purines de cerdo, lo que alimenta el temor a que la macroplanta de biometano traiga consigo una expansión masiva de macrogranjas en Castilla-La Mancha una vez finalice la moratoria en enero de 2025.
“Si no tienen aquí los purines de cerdo, se los van a traer. Y será mucho más sencillo poner las macrogranjas cerca de la planta que mover purines en camiones”, advirtieron. A juicio de los asistentes, el riesgo es claro: “En el momento en que te pongan una macroplanta de estas, te van a llenar todo de macrogranjas de cerdos”.
Antes de cerrar, los organizadores animaron a los asistentes a informarse por su cuenta: “Busquen en el móvil dónde se ha instalado una de estas macroplantas de biometano y miren qué dicen sus vecinos después de que se ponga en marcha. No hemos encontrado ninguna población que esté a favor una vez instalada”, señalaron.
La asamblea terminó con rostros serios y un mensaje de preocupación compartida: la sensación de que se está decidiendo el futuro de la salud, del agua y del campo de toda una comarca sin la información ni el debate que la ciudadanía considera imprescindibles.


















































