La Posada de los Portales se convierte hasta el 12 de octubre en escenario de una destacada exposición que reúne la obra de los creadores locales Antonio Ortiz Mayorga y Anselmo Ponce. En este lugar tan representativo, se presenta una cuidada retrospectiva que refleja la trayectoria de ambos artistas, unidos por el realismo pictórico, aunque cada uno con su sello personal y técnicas diferenciadas.
El acto inaugural estuvo a cargo de la concejala de Cultura, Inés Losa, quien felicitó a los pintores por este esperado reencuentro con su comunidad. Según expresó, esta muestra ofrece “dos artistas, dos caminos, dos visiones que no rivalizan, sino que dialogan y se nutren mutuamente en este espacio tan querido como es la Posada de los Portales”.
La edil destacó que las obras son auténticos “fragmentos de vida”, nacidos de horas de paciencia y silencio, de emociones contenidas que encuentran su desahogo en cada lienzo. Subrayó cómo Anselmo Ponce conduce al espectador por calles, plazas y fachadas iluminadas por la luz urbana, logrando que lo cotidiano adquiera un brillo especial gracias a la sensibilidad de su pincel. Por otro lado, Antonio Ortiz Mayorga invita a adentrarse en paisajes rurales, bodegones llenos de serenidad y rincones familiares que cobran una nueva luz bajo su interpretación artística.
Dirigiéndose a ambos, la concejala afirmó: “compartís la pasión por el realismo, por una pintura que no inventa, sino que revela; que no copia, sino que interpreta”.
Más allá de una exposición, Losa la definió como un verdadero “diálogo estético”, en el que las obras no se superponen, sino que se complementan para ofrecer al público una experiencia de gran belleza. Una complicidad evidente entre dos referentes del realismo contemporáneo que invitan a un viaje artístico compartido.
Los propios artistas coincidieron en señalar que se trata de una ocasión especial para el reencuentro con el público. Ponce describió su propuesta como un realismo urbano minucioso, donde el detalle y el color ocupan un papel protagonista, mientras que Ortiz Mayorga prefirió dejar que sus cuadros “hablen por sí mismos”.
