Hoy, 31 de diciembre, se vive una de esas fechas marcadas en rojo en el calendario del atletismo popular. Es una cita ineludible con la tradición, con la emoción y con la que muchos consideran la “mejor carrera del mundo”: la San Silvestre Vallecana.
Un año más, el A.C. Manchathon ha partido desde Tomelloso a las 13:00 horas, rumbo a Madrid, para cumplir con una tradición que ya forma parte de su identidad deportiva. No se trata de una edición cualquiera: el club afronta su 16ª participación consecutiva en la mítica prueba madrileña, una continuidad que habla de constancia, pasión y compromiso con el atletismo.
En esta edición, 60 atletas del Manchathon tomarán la salida a las 17:00 horas, gracias a la logística facilitada por la empresa Autobuses García Ramírez, que trasladará al equipo directamente hasta la zona de salida, situada en la esquina sur del Estadio Santiago Bernabéu. Un detalle que permite a los corredores concentrarse únicamente en lo esencial: disfrutar y competir.
En pocas horas, junto a ese escenario emblemático, volverá a escucharse el ya clásico grito de “guerra” del club, coreado con orgullo y emoción:
“¡¡¡ MAN CHA THONNNN !!!”
La San Silvestre Vallecana no es solo una carrera. Es, como muchos la definen, “esa carrera con la que sueñas cuando eres niño”. Aquella que durante años se vive desde el sofá, a través de la televisión, y que al verla comenzar provoca “que se te pongan los pelos de punta”.
Para miles de corredores, este día es especial. Coincide con el último día del año, un momento en el que la mente repasa los 365 días vividos, con sus luces y sombras. Y es precisamente en ese instante, durante la cuenta atrás en la calle Concha Espina, cuando se mezclan la magia de la Navidad, la magia del deporte y el deseo compartido de llegar a meta acompañado, ya sea por amigos, familiares o por la gran familia del Manchathon.
La experiencia está más que contrastada. “El que la prueba, repite y vuelve cada fin de año”. Así lo demuestra una tradición que se mantiene viva desde 2010, cuando comenzó esa “bendita locura” de subirse a un autobús cada 31 de diciembre para correr en Madrid.
Porque la Vallecana emociona. Y porque no todos pueden decir que tienen la suerte de seguir formando parte de su historia año tras año.













