Si no sabe qué regalar estas Navidades, regale historia. Regale conocimiento, regale raíces, regale identidad. Porque hay obsequios que se consumen en un instante, y otros que permanecen: los que abren una conversación, despiertan curiosidad y convierten el patrimonio en un legado compartido.
Tomelloso posee un patrimonio silencioso y decisivo: un universo subterráneo construido por generaciones de agricultores que durante siglos sostuvo la acumulación de uva y la elaboración artesanal del vino. Sin embargo, con la llegada de las cooperativas en 1960, aquellas cuevas dejaron de desempeñar su función y, a la vez, se interrumpió su construcción. Desde entonces, la memoria colectiva fue sellándose, como si ese legado quedara convertido en un libro cerrado, sin relato completo, sin inventario riguroso y sin el reconocimiento humano que merece.
En ese contexto de olvido, el papel de Ángel Bernao y Sergio Bernao adquiere una dimensión excepcional. Porque donde otros vieron rutina o ruina, ellos vieron patrimonio, y donde había fragmentos dispersos de información, ellos levantaron un estudio técnico sostenido en el tiempo, metódico y profesional. Su aportación no es un gesto puntual: es un trabajo de fondo, prolongado y coherente, que ha permitido comprender la verdadera trascendencia de las cuevas como arquitectura funcional, como cultura del vino y como identidad local.
El proceso se vertebra en una cronología nítida. Hubo menciones y aproximaciones previas —especialmente destacable la publicación de “Tomelloso y sus cuevas” en 1999—, pero el salto cualitativo hacia un análisis sistemático llegó en 2003, cuando Sergio Bernao, actual Director de Cuadernos Manchegos, inició junto a su padre, Ángel Bernao, un trabajo técnico, profesional y exhaustivo. A partir de una beca de la “Asociación Almanchara”, comenzaron las visitas y el registro in situ, cueva a cueva, con el rigor de quien sabe que la precisión también es una forma de respeto.
Ese esfuerzo culminó en 2014 con la publicación de “Historia de una ciudad: Las cuevas de Tomelloso”, una obra respaldada institucionalmente y firmada por ambos autores. Más allá de su valor editorial, el libro constituye hoy una pieza singular en el panorama patrimonial: es el único libro técnico existente sobre las cuevas de Tomelloso, un referente que transforma un conjunto de cavidades en un objeto de conocimiento verificable, útil y transmisible.
La singularidad de la investigación reside en su metodología. En cada visita, el trabajo se completaba con una ficha común de amplio contenido informativo: temperatura, humedad, capacidad, número y tipo de tinajas, diseño de lumbreras, profundidad, escaleras, fechas de construcción, entre otros parámetros. Es decir, una mirada que no se limita a la evocación romántica, sino que ordena la realidad con datos, la compara, la preserva y la hace legible para el presente y el futuro.
Los resultados han trascendido el ámbito local. La obra ha servido como herramienta de difusión y aprendizaje para asociaciones y centros educativos, y ha sido empleada por la Universidad de Castilla-La Mancha como fuente de investigación, incluso en relación con derrumbes acontecidos en la ciudad. De este modo, el trabajo de los Bernao no solo rescata un legado: lo convierte en soporte de investigación académica y en base sólida para estudios posteriores.
Tras el impulso inicial, Ángel Bernao amplió todavía más el alcance de la investigación hasta completar un registro total de 630 cuevas y 47 bodegas vinícolas, incluidas cooperativas y empresas del sector, con una documentación gráfica y técnica que permanece íntegra en los archivos documentales de Cuadernos Manchegos. Ese volumen de información no es únicamente cantidad: es memoria estructurada, un patrimonio que ya no depende del azar, porque queda fijado en datos, fichas y fotografías.
Además, la investigación se ha traducido en propuestas concretas de dinamización cultural. Entre ellas, la idea promovida por Ángel Bernao para agrupar a propietarios y fomentar el conocimiento público y turístico de este tesoro, hoy materializada en la Asociación de Amigos de las Cuevas (2022). Y, en un plano más amplio, la propuesta de impulsar un Congreso Nacional de Cuevas Enológicas, con potencial de alcance para cientos de localidades españolas donde aún perviven cuevas de elaboración tradicional.
En la presentación pública del libro —celebrada en el Auditorio López Torres— se estrenó incluso un Himno a las cuevas, con letra de Ángel Bernao, subrayando que esta labor no se entiende solo desde el dato, sino también desde la emoción responsable de quien conoce, valora y defiende.
Y, en estas fechas, el mensaje se vuelve aún más elocuente: no puede haber mejor regalo de Navidad que abrir este volumen y conocer, con rigor y belleza, la historia de las cuevas de Tomelloso. Porque la mejor celebración es la que se comparte, y pocas obras permiten compartir con tanta claridad y profundidad el alma de una ciudad como esta obra maestra firmada por Ángel y Sergio Bernao: un libro que convierte el patrimonio en experiencia, el pasado en conocimiento y la identidad local en motivo de orgullo.
Hoy, tras más de dos décadas de trabajo, la contribución de Ángel y Sergio Bernao permanece como una referencia indiscutible: han iniciado y sostenido el estudio riguroso y la promoción de las cuevas de Tomelloso, han devuelto contexto a lo que se había reducido al silencio, y han dejado una obra que, por su naturaleza y alcance, resulta única. En tiempos de memoria fugaz, su investigación demuestra que la verdadera trascendencia se construye con constancia, método y respeto: bajando al subsuelo para elevar el patrimonio.
